Los ministerios de Medioambiente y Sanidad indicaron que el veto entrará en vigor en esa fecha en Inglaterra y Gales y se espera que Escocia e Irlanda del Norte lo apliquen en esa misma línea.
Al presentar ante el Parlamento esta legislación, los ministerios señalaron que el consumo de cigarrillos electrónicos creció en Inglaterra más del 400 % entre 2012 y 2023, y actualmente el 9,1 % de los británicos los compra y utiliza.
Subrayaron que a día de hoy "se desconocen los efectos a largo plazo del vapeo sobre la salud" aunque ya se sabe que "la nicotina que contienen puede ser muy adictiva" y que "la abstinencia a veces provoca ansiedad, problemas de concentración y dolores de cabeza".
En el caso de los de un solo uso -que no pueden recargarse-, dijeron que solo el año pasado se tiraron a la basura o en las calles, en lugar de reciclarse, casi cinco millones a la semana, casi cuatro veces más que en 2022.
Su prohibición tendrá, por tanto, un impacto positivo en la gestión de residuos y en el medioambiente, pues reducirá también el riesgo de incendio que plantean las baterías de iones de litio y la polución del plomo y mercurio de su composición.
El secretario de Estado de Salud pública y prevención, Andrew Gwynne, declaró que “es muy preocupante que una cuarta parte de los jóvenes de entre 11 y 15 años usaran un vapeador el año pasado”, siendo su preferencia los de un solo uso.
Reducirá su atractivo para los niños
“Prohibir los vapeadores desechables no solo protegerá el medio ambiente, sino que también reducirá su atractivo para los niños y los mantendrá fuera del alcance de los más vulnerables”, agregó.
El Gobierno laborista impulsará también el proyecto de ley sobre Tabaco y vapeadores, propuesto inicialmente por el anterior Ejecutivo conservador, que prohibirá la venta de tabaco y productos relacionados a las personas nacidas después del 1 de enero de 2009.