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Según varios analistas, esto podría propiciar una reanudación de las negociaciones de cara a la liberación de los rehenes israelíes secuestrados por Hamás en Gaza.
Un golpe duro
Yahya Sinwar era considerado como el cerebro del ataque sin precedentes de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, que abrió una espiral sangrienta en la región.
Su muerte se convirtió en un “asunto personal” para muchos israelíes, y en particular por el primer ministro Benjamin Netanyahu, que se ha fijado como objetivo la guerra la erradicación de Hamás, destaca Michael Horowitz, experto de la asesoría de seguridad Le Beck.
El asesinato de este hombre, que primero fue jefe militar y luego líder político tras la eliminación de Ismail Haniyeh por Israel en julio, es “una deflagración psicológica” para el movimiento islamista, apunta David Khalfa, especialista de la región y autor del libro “Israel-Palestina, año cero”.
Lo cual no significa que Hamás “vaya a desaparecer así como así”, matiza el investigador.
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“Hamás se ha visto considerablemente debilitado. La muerte de Sinwar, junto con la de Mohammed Deif (jefe del brazo armado de Hamás que Israel dijo haber matado en julio) representa una acumulación de reveses”, abunda Horowitz.
“Aunque el movimiento estaba muy debilitado, logró reconstituir unidades, como ya vimos en Jabaliya (en el norte de la Franja), y su influencia sigue siendo muy grande en Gaza, por medio del control de la ayuda humanitaria”, dice también Khalfa.
La analista independiente Eva Koulouriotis cree en cualquier caso que con esto, “se pasa una página”.
Yahya Sinwar, artífice del reforzamiento de la relación de Hamás con Irán, y muy focalizado en las cuestiones militares, “no era un político, y no creía en las soluciones políticas”, recuerda Koulouriotis.
Hamás “se verá obligado a cambiar su política, ya se trate de negociaciones, de la guerra o de los rehenes”, apostilla esta analista.
¿Cuál será la repercusión inmediata?
Para los analistas interrogados, la principal repercusión podría ser una reanudación de las negociaciones para un alto el fuego y la liberación de los rehenes.
Dichas negociaciones, efectuadas desde hace un año con la mediación de Estados Unidos, Catar y Egipto, permitieron apenas una semana de tregua en noviembre de 2023 y la liberación de rehenes a cambio de prisioneros palestinos. Pero desde entonces no hubo más treguas, dada la intransigencia de las partes beligerantes.
“La eliminación de Sinwar ofrece la ocasión de una liberación inmediata de los rehenes y abre la vía a un cambio profundo en Gaza: sin Hamás y sin el control de Irán”, afirmó el canciller israelí, Israel Katz, en un comunicado.
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Para Elliot Abrams, investigador del Council on foreign relations (CFR), su muerte “puede cambiar el tablero” y “facilitar un acuerdo”.
“Sinwar estaba considerado uno de los principales obstáculos para un acuerdo, aunque no era el único. Su muerte puede propiciar un cambio de dinámica”, siempre y cuando el gobierno israelí “aproveche la ocasión” y Sinwar sea sustituido “por alguien con posturas diferentes”, estima por su lado Horowitz.
Los analistas coinciden también en que la muerte de Sinwar va a aumentar la presión sobre el gobierno israelí.
Antes incluso de que fuera anunciada su muerte, el colectivo de familias de rehenes “Bring them home now” se felicitó en la red X por la “eliminación del líder de Hamás en Gaza”.
“Las familiares de los secuestrados piden que este avance sea aprovechado para lograr un acuerdo inmediato que garantice el regreso de los rehenes. Hacemos un llamado al gobierno israelí, los dirigentes mundiales y los países mediadores a que transformen este logro militar en un logro diplomático”, añadió el colectivo.
¿Hacia un final de la guerra?
Netanhayu afirmó, tras la muerte de Sinwar, que “si bien no es el fin de la guerra en Gaza, es el comienzo del fin”. Pero, sobre este punto, los analistas consultados se muestran cautelosos.
“Es una hipótesis creíble”, concede Khalfa. “Pero no hay que infravalorar el fanatismo de algunos de los aliados (de Netanyahu), que sueñan con colonizar de nuevo el norte de la Franja de Gaza”, avisa.
Los analistas inciden igualmente en la ausencia de objetivos estratégicos de Israel, más allá de una “victoria total” y la negativa a negociar con la Autoridad Nacional Palestina, dominada por el movimiento Fatah del presidente Mahmud Abás, y menos aún a negociar la creación de un Estado palestino.
“Hay un problema que se da tanto en Gaza como en Líbano, que es: ¿qué viene luego? ¿Quién va a gobernar Gaza, quién va a garantizar la seguridad en Gaza? Si hay un alto el fuego, la cuestión se volverá más apremiante”, insiste Abrams.