El aparato, que se instala en baldes o botellas de agua y se produce en China y en EE.UU., contiene una fina membrana que deshecha el 99,9 % de las bacterias y de los virus, lo que evita los problemas gastrointestinales que son la principal causa de muerte infantil en el mundo.
“¿Ves lo rápido que funciona? Y sale sin olor ni mal sabor y está refrescante”, dice la directora de la ONG WATERisLIFE, Cote Terré, mientras escancia el agua sucia que, tras pasar por el filtro de unos 10 centímetros, cae limpia en un vaso.
La activista chilena presentó esta solución durante el II Foro Latinoamericano de Economía Verde, organizado por la Agencia EFE a lo largo de dos días y que concluyó este miércoles en la ciudad de São Paulo.
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“Supone un cambio en la calidad de vida tremendo: los niños pueden ir al colegio porque ya no se enferman, el presupuesto familiar ya no se invierte en remedios o en médicos, y las mujeres también pueden trabajar porque no tienen que preocuparse de los niños enfermos”, afirma.
Un filtro ante la bajada del caudal de los ríos
Soluciones como esta o como la de una pajita filtradora también usada por la ONG son particularmente efectivas en escenarios como el de la severa sequía por la que ahora atraviesa la Amazonía, ya que con la bajada del caudal de los ríos a mínimos históricos la concentración de contaminantes en el agua ha aumentado.
“No se trata de ir a las comunidades indígenas y ribereñas a repartir filtros, así nomás. Hay que generar relaciones de confianza, capacitar a los habitantes para que la solución sea sustentable y tenga un impacto”, afirma Terré.
La efectividad del filtro tiene sus límites, reconoce la activista; no es eficaz en agua salada ni con elevada presencia de productos químicos o de deshechos humanos, como sucede en los ríos de áreas urbanas.
Además, debido a su vida útil de solo cinco años, el aparato no resuelve el problema del acceso a agua potable a largo plazo, sino que debe ser complementado con sistemas de filtración en pozos, con mayor capacidad y resistencia.
“Tenemos que analizar y saber a qué comunidad vamos. Hay algunas comunidades que están muy esparcidas, pero hay otras que se mantienen más unidas y allí podemos poner un sistema de filtración al que todos los que viven alrededor pueden acercarse”, concluye Terré.