La muestra marca el 40 aniversario de la muerte de Chagall y también cierra la gestión de 25 años de Klaus Albrecht Schröder como director del Albertina, que hace 20 años ya organizó una muestra del artista franco-ruso.
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“Esta exposición es más amplia que la de 2004, cuando mostramos a Chagall y su obra bíblica. Ahora abarcamos toda su trayectoria, desde sus primeras obras hasta las últimas”, explicó Schröder durante un encuentro con la prensa.
El artista, nacido en el seno de una humilde familia judía ortodoxa en el Imperio ruso, es considerado uno de los artistas más importantes del siglo XX.
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Su infancia en Vitebsk, una ciudad situada en lo que hoy es Bielorrusia, dejó una huella profunda en su arte.
El Museo Albertina de Viena y las raíces de Chagall
“A lo largo de su vida, Chagall siempre volvió a sus raíces, recordando las condiciones en las que creció. Esto influyó enormemente en su obra”, recordó Schröder.
Con más de 80 años de carrera, el arte del pintor se caracterizó por una fusión entre lo tradicional y lo vanguardista, abarcando movimientos artísticos como el primitivismo, el cubismo, el fauvismo y el surrealismo.
“A lo largo de su vida, Chagall trasladó sus experiencias personales a nuevos contextos, siempre reflejando la simultaneidad de alegría y sufrimiento. Esta es una constante en su obra”, dijo la comisaria de la exposición, Gisela Kirpicsenko.
Sin cuadros de Rusia
“Cuando decidí hace cinco años que quería mostrar a Marc Chagall como mi última gran exposición, pedí préstamos al Museo de San Petersburgo y de la Galería Tretiakov de Moscú y me prometieron todo, incluso más de lo que había pedido”, recordó el director del museo.
Sin embargo, con la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, todo cambió y el museo Albertina vio cómo se cancelaban esas colaboraciones.
“Todos los préstamos y compromisos de préstamos a Rusia fueron retirados y sucedió lo mismo a la inversa. El museo de San Petersburgo y la Galería Tretcherkov de Moscú ya no colaboran y sus dirigentes han cambiado”, explicó Schröder.
Ante la nueva situación, el Albertina logró compensar esas piezas de Chagall con más de 30 préstamos de otros lugares del mundo.
“El precio de esta guerra ha sido alto no solo en términos humanos, sino también culturales”, se lamentó Schröder.
Mezcla de lo real y lo fantástico
Así las cosas, el Albertina quiere mostrar en su exposición la biografía de Chagall “bajo una nueva luz”, explicó Kirpicsenko.
Aunque sus cuadros puedan parecer la expresión de una “existencia fantástica”, su biografía personal cuenta otra cosa.
“Desde temprana edad su vida estuvo marcada por humillaciones en el ambiente antisemita del Imperio ruso, experiencias que nunca olvidó en su vida. Pero una y otra vez se recuperó, y esa alegría junto con dolor es lo que dio alas a su obra”, recordó la comisaria.
“Chagall no es sólo fantástico, también es realista. Desde sus primeros cuadros, en la década de 1910, pintó escenas cotidianas y el entorno de su aldea. Estas experiencias personales y su capacidad para conectar el mundo real con lo imaginario hacen que su obra sea única”, resaltó la responsable de la muestra.
Los temas principales de la obra de Chagall —el nacimiento, la maternidad, el amor y la muerte— están representados a través de un estilo visual único, lleno de colores vibrantes y de animales como caballos, gallos y peces, así como figuras como los rabinos o violinistas.
La exposición, con el simple nombre de “Chagall”, estará abierta al público hasta el 9 de febrero de 2025, fecha en la que el historiador del arte alemán Ralph Gleis será ya el nuevo director del museo Albertina de Viena.