“Macron, destitución” ha sido el lema que más se podía ver en las pancartas y en los lemas que gritaban los miles de manifestantes que han desfilado entre la plaza de la Bastilla y la de la Nación, organizada por asociaciones estudiantiles y feministas.
También se podían observar algunas de las reivindicaciones de la izquierda en la campaña de las elecciones legislativas anticipadas del 30 de junio y el 7 de julio, como la subida del salario mínimo a 1.600 euros netos mensuales (ahora es de 1.400) o la derogación de la reforma de las pensiones y la rebaja de la edad de jubilación a 60 años.
Desde un camión carroza con megafonía para calentar el ambiente, los animadores insistían en los mensajes contra Macron y contra el nuevo Ejecutivo que se debe conocer pronto del primer ministro, el conservador Michel Barnier.
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En particular contra dos nombres de posibles ministros de Los Republicanos (LR, el partido de la derecha convencional), conocidos por ser dos personalidades de la derecha dura.
Se trata del senador Bruno Retailleau, que según las filtraciones a la prensa podría ser el nuevo titular de Interior, y que propugna una reducción drástica de la inmigración legal e ilegal; y de Laurence Garnier, opuesta al matrimonio homosexual, que se la situaba al frente de la cartera de Familia.
Entre los partidos políticos, el más visible con diferencia en la marcha ha sido La Francia Insumisa (LFI), con la presencia, entre otros líderes, de la presidenta del grupo en la Asamblea Nacional, Mathilde Panot, mientras que su líder, Jean-Luc Mélenchon, se encontraba por su parte en Marsella.
La ausencia evidente era la del Partido Socialista (PS), que aunque mantiene una posición común contra la formación del nuevo Gobierno que ha diseñado Macron con la coalición del Nuevo Frente Popular (NFP), pero no comparte algunas formas de protesta de LFI.
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En total este sábado se han organizado medio centenar de concentraciones contra el nombramiento de Barnier y por la formación de un Gobierno de derechas.
El procedimiento de destitución contra Macron lo ha lanzado LFI y este martes pasó el primer filtro en la mesa de la Asamblea Nacional esta semana, gracias entre otros del PS. pero no tiene ningún viso de poder prosperar.
En primer lugar porque los propios socialistas ya han avisado que no la votarán porque consideran que es un instrumento concebido para casos de alta traición que no se corresponden con las situación actual.
Pero sobre todo porque para salir adelante necesitaría reunir el favor de dos tercios de los parlamentarios, lo que exigiría que se uniera la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, que ya ha avanzado que no se prestará a “una maniobra” de distracción de “la extrema izquierda”.
LFI lo justifica como “una respuesta política” al hecho de que Macron no eligiera a la candidata de la izquierda para primera ministro, Lucie Castets, y se decantara por el conservador Michel Barnier.