Longo, nacido en Nueva York en 1953 y célebre por sus monumentales dibujos a carboncillo que rozan la fotografía, muestra en esta exhibición 48 obras de distintos periodos de su larga carrera.
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“Robert Longo es una especie de pintor de Historia, sus obras ilustran una época para las generaciones futuras como hitos de acontecimientos formativos”, sostuvo el director del museo, Klaus Albrecht Schröder, durante un encuentro con la prensa junto al artista.
Dibujos dramáticos
Conocido por transformar imágenes fotográficas en enormes y dramáticos dibujos en blanco y negro, el artista se adentra en esta exposición en temas como el poder, la naturaleza, la política y la Historia.
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“Anoche caminé por el espacio (de la exposición) y me di cuenta de cómo la exposición termina con el iceberg y los tiburones. Realmente me impactó, pero es lo que el mundo va a ser”, explicó Longo ante los periodistas en Viena.
“Creo que somos los reporteros de la época en que vivimos. Creo que es muy importante que, de alguna manera, hagamos la crónica del tiempo en que vivimos”, zanjó el artista.
Como ejemplo, mostró un dibujo que hizo en 1981 sobre la guerra civil en el Líbano, que comparó con la situación actual en Gaza.
El Museo Albertina de Viena expone la atemporalidad de las piezas
“Es como si no hubiera cambiado nada. Es muy decepcionante en lo que se ha convertido nuestro mundo”, señaló el artista, al subrayar la atemporalidad y relevancia actual de algunas de sus piezas.
Longo utiliza imágenes históricas y también más recientes, que se han integrado en la memoria visual colectiva, y las eleva a un nuevo nivel de impacto visual.
La enorme carga visual deja en el visitante una fuerte impresión, tanto si se trata del hongo de una bomba atómica, un barco con refugiados a la deriva o ruinas de una guerra.
Longo expone también varios cuadros en los que reproduce detalles del apartamento que albergó en Viena la vivienda y la consulta de Sigmund Freud, el célebre ‘padre del psicoanálisis’.
Negro profundo
Las obras, caracterizadas por un profundo negro que absorbe la luz, acentúan la plasticidad de los objetos y la profundidad espacial.
“El negro profundo del carboncillo frotado en el papel se traga toda la luz”, explicó Longo.
“Pero, paradójicamente, es con esta negrura que evoco el brillo y la luz radiante como ningún otro medio podría hacerlo”, añadió el artista neoyorquino.
La comisaria de la muestra, la artista visual alemana Elsy Lahner, destacó cómo la elección de los motivos y el dramático uso del claroscuro permiten que las obras de Longo transciendan su origen fotográfico para convertirse en imágenes teatrales de gran impacto.
Por eso, resumió Lahner, “estas imágenes tienen un peso que casi nos obliga a ser parte de ellas”.