El supuesto coste de llevar la semana laboral máxima desde las 40 horas actuales a las 38,5 horas este año y a las 37,5 en 2025, es la principal razón que esgrimen tanto la patronal de los grandes empresarios, la CEOE, como la de pequeñas y medianas empresas, Cepyme, para rechazar la idea.
Gobierno, sindicatos y empresarios llevan tiempo negociando, en una mesa de diálogo que todavía no ha obtenido resultado y que se reunirá de nuevo el 9 de septiembre con el objetivo de “alcanzar un acuerdo definitivo”.
La discusión no se centra solo en la propia reducción de las horas de trabajo, sino que incluye otros “elementos clave” como el registro de la jornada laboral y la desconexión digital.
Una dura negociación
El Gobierno español y los sindicatos están en sintonía en cuanto a la necesidad de concretar el acuerdo. La vicepresidente segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dijo entender “perfectamente” las dudas de los representantes de los trabajadores ante la inmovilidad de los empresarios, a quienes instó a “mover ficha”.
La patronal justifica su rechazo en los costes y la productividad. Según un estudio reciente de Cepyme, una reducción no negociada de la jornada a 37,5 horas semanales manteniendo los salarios conllevaría un impacto sobre las pymes de hasta 42.400 millones de euros.
Un informe del “think tank’ Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), vinculado a bancos y grandes empresas, advierte de que reducir “forzosamente” la jornada tendrá consecuencias no deseadas, como el aumento de las horas extraordinarias o de contratos a tiempo parcial.
Además, los empresarios insisten en que la reducción de jornada no puede ser una norma general sino negociada en los convenios colectivos, uno de los posicionamientos rechazados por los sindicatos.
"No hay que engañar al personal. La negociación colectiva es un instrumento muy poderoso, pero en relación con la jornada de trabajo, en sectores que no están sindicalizados, donde no tenemos gran representación o que no tienen capacidad de lucha, es una quimera", dijo recientemente Pepe Álvarez, líder del sindicato UGT, en una entrevista con EFE.
Aviso de movilizaciones
Álvarez aseguró que, si no ven avances por parte de la patronal, en septiembre elaborarán un calendario de movilizaciones con el objetivo de impulsar el acuerdo.
Desde los sindicatos no entienden tanta reticencia empresarial, ya que no sería la primera vez que se rebaja la jornada laboral. El líder de UGT recordó, por ejemplo, que cuando se redujo a 40 horas semanas hace más de 40 años “el mundo no se paró”.
Los sindicatos consideran que la reducción es una “necesidad” e instan al Gobierno a que, si finalmente no hay acuerdo, apruebe la propuesta por ley.
La reducción de las horas de trabajo en Europa
La rebaja de las horas de trabajo está de plena actualidad en Europa, donde ya se plantea la posibilidad de una semana laboral de cuatro días.
Francia es de los países con una jornada más corta: 35 horas semanales para los contratos a tiempo completo en todas las empresas.
En Portugal hay un “banco de horas”, y el periodo de trabajo puede aumentar hasta 4 horas diarias y llegar a las 60 semanales, con un límite de 200 horas al año.
En Alemania, la jornada semanal oscila entre 37 y 40 horas y el límite diario es de 8, aunque se puede ampliar hasta 10 en algunos casos. Mientras, en Italia es de 40 horas semanales y el Gobierno no se plantea recortarla.
En contra de la tendencia, desde el 1 de julio en Grecia las empresas que funcionan 24 horas al día durante toda la semana podrán imponer un sexto día laboral y 48 horas semanales a sus trabajadores en caso de necesidad.