Su Partido Liberal Democrático (PLD) , la formación conservadora que ha gobernado Japón casi sin interrupción desde 1945, escogerá en septiembre a su nuevo presidente que, siguiendo la tradición nipona, asumirá también las riendas del gobierno.
“No disputaré la próxima elección presidencial” del PLD, anunció Kishida en conferencia de prensa en Tokio, alegando que “es necesario demostrar al pueblo que el PLD está cambiando y que el partido es un nuevo PLD”.
“Para esto, son importantes unas elecciones transparentes y abiertas, y un debate libre y vigoroso. El primer paso más obvio para demostrar que el PLD va a cambiar es que yo me haga a un lado”, argumentó.
Popularidad en caída
El jefe de gobierno de 67 años ocupa el cargo desde octubre de 2021, y su popularidad ha caído fuertemente en las encuestas debido a los altos precios que afectan a los japoneses.
En noviembre anunció un paquete de estímulo de más de 100.000 millones de dólares para revitalizar la economía, pero eso no remedió el malestar tanto entre los votantes como en su propio partido.
Además de la inflación que presiona los presupuestos de las familias japonesas, la cuarta mayor economía del mundo registró un magro crecimiento del 0,7% en el primer trimestre del año.
Asimismo, la moneda japonesa, el yen, se ha vuelto una de las divisas más débiles de los países desarrollados, lo cual favorece a los exportadores pero encarece los productos importados para la población.
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Anticipaba la derrota
Kishida podría haber gobernado teóricamente hasta 2025, pero en el archipiélago asiático crecían las especulaciones de un posible anticipo electoral para intentar apuntalar su posición.
Para muchos dirigentes del PLD consideraban que la formación, que acumula tres derrotas en comicios locales este año, podría salir muy mal parada de unas elecciones anticipadas, informó la cadena televisiva nacional NHK.