“Esto es muy importante para mí y para el Gobierno y, por supuesto, para las mujeres afrodescendientes y las niñas, en tanto permite fortalecer su liderazgo, empoderamiento y dar visibilidad a los esfuerzos que hacen las mujeres afrodescendientes por transformar esas historias de violencias interseccionales, raciales y de género que padecen”, sostuvo la también ministra de la Igualdad en una entrevista posterior.
Al presentar el texto en la sesión plenaria, Márquez señaló que las mujeres afrodescendientes “siguen siendo invisibles como sujetos políticos, sufren niveles de pobreza más altos que el resto de la población, están subrepresentadas en la toma de decisiones, son más vulnerables a las violaciones de Derechos Humanos, y son borradas de las estadísticas oficiales”.
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También destacó el trabajo conjunto de Colombia con Brasil, del que destacó su “rol fundamental” en el avance de la justicia racial en el mundo, y aplaudió que cada 25 de julio muchos países organizarán eventos y agendas para reconocer a las mujeres y niñas afrodescendientes, un reconocimiento que “debe traducirse en políticas públicas”.
Márquez desgranó que Colombia trabaja ahora junto a Brasil y otros países para impulsar un segundo Decenio Internacional Afrodescendiente, puesto que el primero, proclamado por la Asamblea General en 2013, acaba a finales de año.
“Colombia se suma a decir: nosotros también queremos ser parte de esa construcción”, declaró Márquez, quien recordó que como activista ha “liderado esa agenda de reparaciones y de justicia racial”, y pertenece a un Gobierno con una agenda que pone esos temas “en el centro”.
“Han pasado diez años desde que se declaró el Decenio de los afrodescendientes, con avances, desafíos y retos todavía por cumplir para restablecer la dignidad de la población afrodescendiente en el mundo”, apostilló.
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La política colombiana, que este martes tuvo reuniones bilaterales con representantes de Brasil y Sudáfrica en su visita a la ONU, dijo que para un segundo Decenio, Colombia propone un “enfoque de justicia racial y reparaciones históricas sobre los efectos del colonialismo, de la esclavitud y del racismo”.
La resolución de este martes se adoptó tras cierta polémica, pues Sudáfrica propuso una enmienda sobre el borrador para que se mencionara la Declaración de Durban contra el racismo y la xenofobia de 2001, cambio que generó divisiones, pero que salió adelante con 61 votos a favor, 78 abstenciones y un voto en contra, de Israel.
Para Márquez, la enmienda planteada por Sudáfrica “fortalece la misma resolución”.