La visita de Lula estaba prevista para el pasado mes de mayo, pero se tuvo que posponer debido a las graves inundaciones que asolaron la región sur de Brasil, una catástrofe climática que dejó cerca de 200 muertos y 2,5 millones de damnificados.
También está previsto que el máximo líder del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil participe el 5 de agosto en un seminario con empresarios de ambos países organizado por la Agencia de Promoción de las Exportaciones Brasileñas (Apex).
Ese encuentro pondrá en contacto a “líderes de los sectores público y privado que proporcionarán discusiones de temas cruciales para el comercio entre los dos países”, de acuerdo con Apex.
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El resto de la agenda de Lula “aún está en elaboración”, indicaron a EFE fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.
En mayo, según habían adelantado diplomáticos brasileños, la idea de Lula era sumar a Boric entre los presidentes que apoyan relanzar y reforzar la Unión de las Naciones Sudamericanas (Unasur), actualmente inoperante por las divergencias entre los gobiernos de la región.
De generaciones diferentes, Lula y Boric comparten ideales progresistas, pero han mostrado divergencias sobre algunos temas, como la invasión militar rusa de Ucrania o la situación de Venezuela.
No obstante, ambos gobernantes se alinearon recientemente para manifestar sus preocupaciones sobre el proceso electoral venezolano, en el que el mandatario Nicolás Maduro busca la reelección.
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Lula confesó el lunes, en un encuentro con corresponsales extranjeros, que “se asustó” cuando Maduro dijo que si pierde las elecciones del domingo en su país habrá “un baño de sangre”.
“Maduro tiene que aprender que cuando uno gana se queda, y cuando pierde se va y se prepara para otras elecciones”, afirmó.
Boric, por su parte, respaldó la posición de su colega brasileño: “Concuerdo y respaldo las declaraciones de Lula: no se puede amenazar bajo ningún punto de vista con baños de sangre.