Unos 3.000 excombatientes desfilaron a lo largo de 4,5 kilómetros de la Avenida Del Libertador -llamada así en honor al padre de la patria argentina José de San Martín- de la Ciudad de Buenos Aires, ante una multitud de personas que se agolparon en las vallas de seguridad con banderas argentinas para poder ver mejor.
Los soldados argentinos que participaron del conflicto del Atlántico sur marcharon vistiendo sus uniformes y condecoraciones, donde cada regimiento portaba una bandera celeste y blanca decorada con los símbolos de la unidad a la que pertenecieron durante la guerra.
El humor de la concurrencia variaba entre el silencio respetuoso, la incontinencia por aplaudir a los veteranos, que arribaron a la capital desde todo el país, o gritar al unísono: “¡Viva la Patria!”, mientras agitaban sus banderas argentinas.
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Los excombatientes volvieron a estar presentes en el desfile militar después de cinco años, aunque habían sido reanudados en el Gobierno centroderechista de Mauricio Macri (2016-2019), durante la gestión del peronista Alberto Fernández (2019-2023) dejaron de llevarse a cabo.
Día de la Independencia argentina con recuerdos de la guerra
Independientemente de los costos y la logística necesaria para desarrollar un recorrido de estas características, en el peronismo se tiende a asociar lo militar con la última dictadura militar argentina (1976-1983), que el 2 de abril de 1982 declaró la guerra al Reino Unido para recuperar las Malvinas.
El conflicto terminó el 14 de junio de ese año con la rendición argentina, dejando un saldo de 649 argentinos, 255 británicos y tres malvinenses muertos. Una vez finalizado el conflicto y con la vuelta a la democracia, los excombatientes debieron luchar muchos años contra la invisibilización y la negación de una parte de la sociedad y la política.
Según las distintas asociaciones de veteranos esta situación, sumada a los trastornos por estrés postraumático que de por sí genera la guerra, contribuyó a un aumento de la tasa de suicidios por esos años, de acuerdo a los últimos datos disponibles se estima que entre 350 y 500 excombatientes se quitaron la vida al volver a Argentina.
El tanque del presidente
La muestra militar también sirvió para poner en valor el nuevo equipamiento, ya que participaron seis unidades TAM (Tanque Argentino Mediano), recientemente modernizados por la Dirección General de Investigación y Desarrollo (DIGID) del Ejército Argentino y la empresa israelí especializada en defensa ‘Elbit Systems’.
Momento en el que el presidente Milei y su vice, Victoria Villarruel, aprovecharon para bajar del palco y se subieron a uno de los blindados, saludando al público presente, mientras recorrían un tramo del desfile con todos sus custodios de seguridad caminando alrededor del vehículo.
La imagen de ambos funcionarios arriba de un tanque busca demostrar la intención del Gobierno libertario de revalorizar a las fuerzas armadas. “¡Gracias Presidente Javier Milei por darnos a todos los argentinos el abrazo con nuestras Fuerzas, que hace tanto necesitábamos!”, escribió Villarruel en su cuenta de X, tras el evento.
Por su parte, el ministro de Defensa argentino, Luis Petri, había dicho -un día previo al desfile- en declaraciones a La Nación+ que la intención está puesta en “rescatar las tradiciones y cultura, que tanto denostó el kirchnerismo. Las Fuerzas Armadas están vinculadas a las fechas patrias”.
Unos 7.000 efectivos pertenecientes a las distintas Fuerzas Armadas y policiales siguieron el paso de los veteranos por tierra, mar y aire, ya que el evento contó con la participación de unos 60 aviones y docenas de helicópteros de combate así como cinco buques navales, que se apostaron en las dársenas del Puerto Nuevo de Buenos Aires.
Finalmente, el evento cerró con la participación de las tres unidades históricas del país: Granaderos a Caballo, el Regimiento de Infantería 1 Patricios y el Regimiento de Artillería 1, entonando distintas marchas y canciones patrias.