¿Está preparado el país suramericano para tener una presidenta? Esa es una pregunta que muchos se hacen en una nación que tiene una cuota femenina cercana al 22 % en el Parlamento, lo que representa uno de los porcentajes más bajos del continente.
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Mientras tanto, cinco precandidatas lucharán por gobernar Uruguay desde el 1 de marzo de 2025: Carolina Cosse, Laura Raffo, Roxana Corbran, Carolina Ache Batlle y Zaida González.
Y aunque las encuestas no dan a ninguna de ellas como ganadoras dentro de sus respectivas fuerzas políticas, los expertos coinciden en señalar que el récord de candidaturas femeninas en estas elecciones supone un avance para un país en el cual la presencia de las mujeres en la vida política es mucho más reducida que en otros de su entorno.
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Una candidata competitiva
Los politólogos Constanza Moreira y Mauro Casa coinciden en una entrevista con EFE en que esta elección se diferencia de otras anteriores en que habrá una candidata “altamente competitiva”: Carolina Cosse.
A pesar de que la última encuesta de opinión pública presentada por la consultora Cifra refleja que la interna de la coalición de izquierdas opositora Frente Amplio quedaría en manos de Yamandú Orsi con un 58 % de los votos, Casa cree que hasta el día de la elección no se sabrá si la exintendenta de Montevideo logrará arrebatarle el primer lugar.
“Si no lo logra, igualmente va a haber significado un hito muy claro, porque es la primera vez como que una candidatura femenina es altamente competitiva y parte de una plataforma de apoyos muy relevante”, señala.
Moreira, quien fue precandidata por el Frente Amplio en las Elecciones Internas de 2014, destaca además que Cosse es una candidata que “se hizo sola” al margen del aparato de su fuerza política, que según asegura, apoya en su mayoría a Orsi, porque los partidos no crean liderazgos femeninos.
Por su parte, en el oficialista Partido Nacional, Raffo cuenta con un 20 % de los apoyos frente al 66 % de Álvaro Delgado y en el centroderechista Partico Colorado Carolina Ache se llevaría el 4 % de los votos contra el 39 % de Andrés Ojeda.
Una singularidad en la región
A pesar de que Uruguay es tenido como uno de los países más avanzados en materia de igualdad en América Latina, la participación de las mujeres en cargos de responsabilidad política es más limitada.
“Uruguay tiene una participación de las mujeres en el Parlamento de alrededor del 22 %, uno de los porcentajes más bajos del continente, muy por debajo de otros países que han aprobado en las últimas décadas leyes de paridad”, asegura Casa.
Moreira destaca que Brasil, Argentina y Chile ya fueron gobernados por mujeres: “Uruguay es el único que queda y en esta oportunidad estamos más cerca que nunca de poder tener una presidenta”.
Sin embargo, la directora de la consultora Cifra, Mariana Pomiés, cree que el país suramericano todavía está “muy lejos” de tener una mujer al frente del Gobierno, aunque admite que la presencia de competidoras en las internas marca una tendencia que “debería haber sido más pronunciada y viene lenta”.
Trabas en el sistema político
Pomiés señala que la ausencia de una presidenta hasta el momento se debe a las trabas del sistema político en Uruguay: “Ha sido muy reticente a darles el espacio, pero el elector uruguayo no es distinto al chileno o argentino”.
En este sentido, Casa observa que la opinión pública uruguaya está a favor de tener una presidenta mujer en proporciones muy altas, mientras que en la élite política existe un conservadurismo que favorece la “sobre representación” de los varones, que no parecen dispuestos a cederle el lugar a las mujeres.
“La participación es igualitaria a nivel de base pero a medida que se va escalando a posiciones de mayor responsabilidad se va generando un embudo y a las mujeres les cuesta cada vez más acceder a lugares de mayor representación y poder”, explica.
Aunque Moreira admite que las cosas han cambiado “muchísimo” desde que ella se presentó hace diez años, denuncia que el problema del exceso de jefaturas masculinas en los partidos se sigue manteniendo: “No creo que los hombres tengan ninguna voluntad de ceder ningún poder”.