“No se han realizado muchos cambios en la ley, los conceptos son casi similares y cercanos de la Sharia. Nadie tiene derecho a invadir la privacidad de otra persona”, dijo el ministro talibán de Información y Cultura, Khairullah Khairkhwa, durante un acto con periodistas en la provincia norteña de Paktia.
Además, agregó que están a la espera de finalizar una disposición "que no tomará mucho tiempo" y que "garantiza los intereses de la nación".
Desde que regresaron al poder en agosto de 2021, el exilio de periodistas y la censura de los pocos medios de comunicación que no cesaron su actividad o abandonaron el país ha ido en aumento en Afganistán.
A esto se suma el arresto de decenas de periodistas, varios de ellos acusados de proporcionar información a medios de comunicación extranjeros o difundir propaganda, mientras que en otros casos las detenciones se llevaron a cabo sin explicación.
Los fundamentalistas han reiterado en numerosas ocasiones el compromiso con la preservación de los derechos de los medios de comunicación, pero estas afirmaciones han chocado con las denuncias habituales de las organizaciones de prensa, lamentando las dificultades que enfrentan para acceder a la información.
Apenas un mes después de la toma de Kabul, los talibanes anunciaron once reglas que regirían la actividad de los periodistas en Afganistán, a la espera de una nueva ley de prensa.
Estas reglas, que fueron desgranadas por Reporteros Sin Fronteras (RSF), prohibían a los periodistas informar de historias contrarias al Islam o a las figuras nacionales, y violar la privacidad, y pedía precaución a la hora de informar de asuntos “que puedan tener un impacto negativo en la actitud del público o afectar la moral”.
Además, en ningún caso indicaban quién determinaría si el contenido de los periodistas se regía por esa serie de reglas, dejando vía libre a las autoridades para la censura o incluso el arresto de los periodistas.
Desde agosto de 2021, más de la mitad de los 547 medios que operaban en el país han desaparecido, según un informe publicado el pasado agosto por RSF, que situó a Afganistán en el puesto 178 de 180 países en su último índice de libertad de prensa.