Hunter, hijo de 54 años del presidente Joe Biden, fue declarado culpable de los tres cargos en su contra. Estaba acusado de mentir sobre su consumo de drogas para adquirir una pistola en 2018. También se le imputa el delito de tenencia ilegal de arma de fuego, que tuvo en su poder durante once días tras la compra.
El presidente Biden, en una primera reacción, dijo que “respeta el proceso judicial”.
El hijo del presidente y de profesión abogado, que ha escrito profusamente sobre su adicción, afirmó que en el momento en que compró el revólver no se consideraba adicto. Hunter asegura que desde 2019 no ha consumido drogas.
Tras la declaración de culpabilidad, se enfrenta a una pena de hasta 25 años de prisión, aunque se espera una sentencia más leve, incluso sin cárcel, por no tener antecedentes penales.
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El lunes, los fiscales y el equipo de defensa de Hunter Biden presentaron sus alegatos finales y el jurado se reunió durante alrededor de una hora.
Hunter Biden no declaró durante la semana que duró el juicio celebrado en Wilmington (Delaware), su ciudad natal.
La primera dama, Jill Biden, asistió al juicio varios días. El presidente no se presentó, pero dijo que él y su esposa estaban “orgullosos” de su hijo.
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El veredicto llega en momentos en que su padre busca la reelección y menos de dos semanas después de la sentencia de culpabilidad por cargos de fraude empresarial contra Donald Trump, el probable candidato presidencial republicano en noviembre.
Hunter Biden ha estado durante mucho tiempo en la mira de los republicanos, que impulsaron una exhaustiva investigación dentro del Congreso señalándolo de corrupción y tráfico de influencias, aunque nunca se presentaron cargos en su contra por eso.
Sus negocios en China y Ucrania también sirvieron de base para que los republicanos intentaran abrir procesos de juicio político para destituir a su padre, pero esos esfuerzos no prosperaron.