Kazajistán lleva a la Bienal de Venecia su utopía futurista

VENECIA (ITALIA). La visión de mundos ideales de seis artistas componen el pabellón que Kazajistán llevó a la Bienal de Venecia, una utopía basada en una leyenda del siglo XV que ha llegado al presente a través de generaciones de tradición oral, según explicó el comisario del proyecto, Anvar Musrepov.

El comisario del pabellón que Kazajistán en la Bienal de Venecia, Anvar Musrepov, es entrevistado por la agencia EFE. El pabellón es "una utopía" basada en una leyenda del siglo XV que ha llegado al presente a través de generaciones de tradición oral, según explicó Musrepov.
El comisario del pabellón que Kazajistán en la Bienal de Venecia, Anvar Musrepov, es entrevistado por la agencia EFE. El pabellón es "una utopía" basada en una leyenda del siglo XV que ha llegado al presente a través de generaciones de tradición oral, según explicó Musrepov.Carmen Naranjo

Un relato que ha servido de metáfora de la búsqueda acerca de los esfuerzos de los nómadas de encontrar tierras libres de hambre y desastres, donde se encuentre la vida eterna: “Hemos utilizado esta leyenda como marco para construir una línea de cronología para tocar también los temas del futurismo, del cosmos, la espiritualidad y la utopía”, ha destacado Musrepov.

En el pabellón de Kazajistán las obras se centran en la palabra “kaigy”, que se traduce del kazajo como “dolor” y que hablan de la memoria de las muchas utopías que no pudieron realizarse.
En el pabellón de Kazajistán las obras se centran en la palabra “kaigy”, que se traduce del kazajo como “dolor” y que hablan de la memoria de las muchas utopías que no pudieron realizarse.

Siete artistas han participado en el pabellón de Kazajistán, situado en el Museo de Arte Naval de Venecia: Lena Pozdnyakova, Eldar Tagi, Yerbolat Tolepbay, Kamil Mullashev, Saken Narynov, Sergey Maslov y el propio Musrepov. Aunque es la segunda vez que el país acude a la Bienal, es la primera que cuenta con pabellón propio.

Las obras se centran en la palabra “kaigy”, que se traduce del kazajo como “dolor” y que hablan de la memoria de las muchas utopías que no pudieron realizarse, así como de la terrible hambruna que padecieron en los años 30 o los cráteres excavados por la energía nuclear.

La exposición se basa en una cronología de obras de arte claves en la imaginación utópica de los artistas kazajos desde la década de los 70, pasando por las obras del período de surgimiento del arte contemporáneo del país, hasta la actualidad, incluyendo trabajos basados en la inteligencia artificial.

Kazajistán expone su “futurismo nómada”

El artista y comisario destacó que con la independencia, el arte kazajo recibió un nuevo impulso para reimaginar y descolonizar el futuro sin ceder ante la censura soviética.

Y debido a que son un país joven, tienen ahora su oportunidad de crear su propia visión sobre la utopía y el futurismo aparte de las narrativas soviéticas y han creado lo que denominan un “futurismo nómada”.

La exposición presenta así una colección de obras de artistas que proyectan su visión de mundos ideales, donde el nomadismo se transforma en estaciones espaciales y donde el protagonista es una pintura de gran tamaño creada para mirar “más allá del horizonte de los hechos”, indicó.

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