Egipto, un mediador tradicional en el conflicto israelo-palestino, recibió el martes a los directores de inteligencia de Estados Unidos e Israel, así como el jefe de gobierno de Catar, para dialogar sobre una tregua que propicie una nueva liberación de rehenes.
La delegación israelí partió enseguida de El Cairo, según medios israelíes.
Las discusiones entre el director de la CIA, William Burns; el jefe de la Mosad, David Barnea; el primer ministro de Catar, Mohamed bin Abdulrahman Al Thani, y autoridades de Egipto fueron “positivas” y continuarán “los tres próximos días”, anunció la televisión AlQahera News, cercana a la inteligencia egipcia.
Un miembro del buró político de Hamás, Khalil al-Hayya, encabezará una delegación del movimiento islamista en El Cairo, donde se reunirá con los jefes de inteligencia de Egipto y Catar, indicó una fuente del grupo a AFP.
Por su parte, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, declaró el martes en Washington que “trabajamos intensamente con Egipto y Catar en una propuesta para la liberación de los rehenes”.
Según Israel hay 130 rehenes en la Franja de Gaza, de los cuales 29 estarían muertos, de unos 250 secuestrados el 7 de octubre. Una tregua de una semana en noviembre permitió liberar a 105 rehenes y 240 presos palestinos en cárceles israelíes.
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Desplazados de norte a sur
El primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó recientemente al ejército preparar una ofensiva en Rafah, que calificó como el “último bastión” del movimiento islamista Hamás.
Alrededor de 1,4 millones de palestinos -más de la mitad de la población de Gaza- se aglomeran en Rafah, según la ONU, atrapados en la frontera cerrada con Egipto. En su mayoría huyeron de la guerra que asola el territorio.
“Si me piden volver a Ciudad de Gaza, solo lo haría si es seguro”, expresó Ahlam Abou Assi, una madre de familia. “Si no, prefiero morir aquí. Allí se mueren de hambre”.
“Las operaciones militares en Rafah podrían causar una masacre en Gaza”, advirtió el martes el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, quien llamó a Israel a no “seguir ignorando” los llamados de la comunidad internacional.
La guerra fue desencadenada el 7 de octubre por un ataque sin precedentes de comandos de Hamás en el sur de Israel, que resultó en la muerte de más de 1.160 personas, la mayoría de ellas civiles, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales israelíes.
En represalia, el gobierno israelí prometió “aniquilar” a Hamás, una organización también calificada como “terrorista” por Estados Unidos y la Unión Europea.