En una carta dedicada a los hebreos de Israel que publicó hoy el Vaticano, Francisco explica que su corazón “se desgarra al ver lo que está sucediendo en Tierra Santa, ante la fuerza de tanta división y de tanto odio”, y que “el mundo entero mira con aprensión y dolor” y expresa “especial cercanía y cariño hacia los pueblos” de la región.
Pero lamenta que, “sin embargo, hay que señalar que esta guerra también ha producido actitudes divisivas en la opinión pública en todo el mundo, que a veces conducen a formas de antisemitismo y antijudaísmo”.
Ante ello, asegura que los católicos condenan “inequívocamente las manifestaciones de odio hacia los judíos y el judaísmo, como un pecado contra Dios”, y que “están muy preocupados por el terrible aumento de los ataques contra judíos en todo el mundo”.
"Esperábamos que 'nunca más' fuera un estribillo escuchado por las nuevas generaciones, pero ahora vemos que el camino a seguir requiere una colaboración cada vez más estrecha para erradicar estos fenómenos", agrega el papa.
Francisco expresa su cercanía “a toda Tierra Santa y a todos los pueblos que la habitan, israelíes y palestinos”, y reza “para que el deseo de paz prevalezca sobre todos”.
"Abrazo a cada uno de vosotros y especialmente a aquellos que están consumidos por la angustia, el dolor, el miedo e incluso la ira", destaca el pontífice, que ruega para que "Dios Padre intervenga y ponga fin a la guerra y al odio, estos ciclos incesantes que ponen en peligro al mundo entero".
En su carta el papa también pide “el regreso de los rehenes” en manos de los islamistas de Hamás y muestra su alegría por aquellos que han podido volver a sus casas.
Y subraya que judíos y católicos deben en Tierra Santa “trabajar por la paz y la justicia, haciendo todo lo posible para crear relaciones capaces de abrir nuevos horizontes de luz para todos, israelíes y palestinos”.