Dolores Conchita Figueroa del Rivero, más conocida como Chita Rivera, fue actriz, bailarina y cantante, y se convirtió en una influyente figura de Broadway tras saltar a la fama en 1957 con su interpretación de Anita en el estreno original de “West Side Story”.
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Debutó en los famosos teatros de Nueva York en 1952, iniciando una larga carrera que la llevaría a protagonizar éxitos como “Chicago”, “El beso de la mujer araña”, “Nine”, “Bye bye Birdie” y su secuela “Bring back Birdie”.
Ganó dos premios Tony, considerados los Oscar del teatro, y fue nominada diez veces, más que ningún otro actor o actriz de musicales; además, en 2018 fue distinguida con el Tony honorífico por sus logros vitales.
“Creo que he sido bendecida porque he podido interpretar muchos papeles, y cuando llegó ‘West Side Story’ fue el musical perfecto " , dijo en una entrevista con EFE en 2013, antes de encabezar ese año el Desfile Puertorriqueño de Nueva York. Y Rivera, que nunca escondió su sentir latino ni su amor por Puerto Rico, añadió sobre su papel como la puertorriqueña Anita: “Pudimos contar nuestra historia y llamar la atención sobre los problemas que teníamos para esa época”.
De “West Side Story” se llevó algo más: se casó con su compañero de reparto Tony Mordente en 1957, de quien se divorció nueve años después pero con quien tuvo a su única hija, Lisa, que también se dedicó al teatro musical.
Una vida dedicada al arte
Rivera nació en Washington D.C. el 23 de enero de 1933, hija de Pedro Julio Figueroa del Rivero, un músico puertorriqueño, y de Katherine Anderson, de ascendencia escocesa, italiana y puertorriqueña, que trabajó en el Pentágono tras quedarse viuda cuando su hija tenía 7 años.
“Mi padre tocaba el saxofón y el clarinete, y mi madre siempre quiso bailar, pero tuvo cinco hijos”, recordaba Rivera, a quien su madre matriculó en una escuela de ballet a los 11 años, encauzando un talento que pronto empezaría a dar frutos.
A los 15 años, fue aceptada en la Escuela de Baile Americano de Nueva York, fundada por George Balanchine, donde sentó las bases técnicas del baile que la acompañarían para siempre en los escenarios, según dijo en una entrevista.
Rivera tuvo una activa carrera que además de los teatros abarcó la música, la pequeña y gran pantalla. “He trabajado duro. Soy una persona positiva que olvida lo negativo. Hay que confiar en Dios, tener sentido del humor y reírse de uno mismo, hay que disfrutar la vida”, afirmó la artista hace once años a este medio.