Algunas de las alarmas en Panamá corresponden a la reducción de los tránsitos diarios hasta el año próximo, del calado de las embarcaciones y de la tarifa variable que se cobra por el uso de agua dulce, que tendrán un impacto económico en el año fiscal de 2024, comprendido entre el pasado 1 de octubre hasta el 30 de septiembre del año próximo.
Uno de los efectos directos ha sido el embotellamiento para entrar al canal, con hasta 160 naves en espera, principalmente buques sin reserva, es decir, sin un cruce programado, que en su gran mayoría son graneleros, gaseros, químicos, entre otros.
Para este viernes había 75 naves en las filas, 47 con reserva y 28 sin ella, de acuerdo con los datos de la vía interoceánica, una ruta relevante del comercio mundial que en circunstancias normales mueve cada año de 500 a 510 millones de toneladas de carga.
Las consecuencias económicas
El canal de Panamá ha reducido gradualmente el número de tránsitos diarios este 2023 hasta llegar a 31 buques en noviembre, y se espera que en febrero próximo crucen 18 buques, según las previsiones.
El canal de Panamá podría dejar de percibir en sus ingresos alrededor de 200 millones de dólares en 2024 debido a la reducción de tránsitos diarios que se ha visto obligado a implementar por la sequía, dijo en agosto pasado su administrador, Ricaurte Vásquez.
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