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El 2 de diciembre de 1993, murió el jefe del temible Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, responsable del 80% de la cocaína que se movía en Colombia. Mientras intentaba huir los los techos de la casa en el barrio Olivos de Medellín, donde se estaba escondiendo luego de estar casi 500 días prófugo, tres disparos lo derrumbaron.
Hace 30 años al momento de su muerte, solo lo acompañaba su guardaespaldas, Álvaro de Jesús Agudelo, alias “Limón”, quien había sido abatido ese mismo día por la Policía colombiana. La familia del narcotraficante siempre sostuvo que, al verse rodeado, se autoeliminó con un disparo en la cabeza.
“No dejó gobernar a tres presidentes. Transformó el lenguaje, la cultura, la fisonomía y la economía del país. Antes de él los colombianos desconocían la palabra sicario, Medellín era considerada un paraíso, el mundo conocía a Colombia como ‘la tierra del café’, y nadie pensaba que allí pudiera explotar una bomba en un supermercado o en un avión en vuelo. Por Escobar hay autos blindados en Colombia y las necesidades de seguridad modificaron la arquitectura. Por él se cambió el sistema judicial, se replanteó la política penitenciaria y hasta el diseño de las prisiones, y se transformaron las fuerzas armadas. Pablo Escobar descubrió, más que ningún otro, que la muerte puede ser el mayor instrumento de poder”, inicia una nota publicada por el diario Clarín sobre la muerte del Colombiano.
Este párrafo forma parte de una nota publicada en la Revista Semana, de Bogotá, tras la muerte de Pablo Escobar Gaviria un día después de haber cumplido 44 años. El 1 de diciembre, el jefe y fundador del Cartel de Medellín estaba acompañado por su madre, Hermilda Gaviria, quien le había llevado una torta pero lo dejó por la madrugada quejándose de una persistente acidez que lo perseguía desde hacía tiempo.
Fue la última vez que la mujer vio con vida al preferido de sus hijos, el tercero de siete que tuvo con Abel Escobar.
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Pablo Escobar murió estando prófugo
A Pablo Escobar lo buscaron durante casi 500 días luego de que se escapara de la cárcel de La Catedral caminando por los fondos. El penal había sido construido por él, en sus dominios, y se parecía más a un country club que a una penitenciaría.
Solo así -y prohibiendo las extradiciones de narcos a Estados Unidos- las autoridades habían logrado que se entregara, en 1991.
La Catedral era como su casa y por eso allí citó y mató a dos de sus socios: Gerardo “Kiko” Moncada y Fernando “El Negro” Galeano, en julio de 1992. Eso terminó por poner en ridículo al gobierno colombiano, que pretendió entonces empezar a controlar los movimientos internos de La Catedral.
Ante esto, Pablo simplemente se fugó. Tiró de una patada una pared falsa de yeso y se fue. Lo hizo apenas unos días después del doble crimen de Moncada y Galeano.
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“El Patrón” nunca más estuvo preso
Luego de su fuga, nunca más estuvo preso, pero terminó muerto. Haber asesinado a sus antiguos socios (a los que acusaba de aliarse con los líderes paramilitares Fidel y Carlos Castaño) le sumó enemigos de entre sus propias filas.
Por su personalidad, excentricidades y capacidad de destrucción -hizo explotar un avión en vuelo con 100 personas arriba-, Pablo Emilio Escobar Gaviria fue una figura del narcotráfico internacional nunca superada... al menos hasta la aparición y empoderamiento del mexicano Joaquín Archivaldo Guzmán Lorea, “El Chapo”, líder del Cartel de Sinaloa, recuenta la periodista Virginia Messi.
El despliegue armado que derivó en su muerte aquel 2 de diciembre de 1993 estuvo a la altura de su fama y sus crímenes.
Al final de sus días quien era uno de los hombres más poderosos y ricos del planeta terminó solo y cercado por gente cuyo único objetivo era acabar con él.
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“Papá se suicidó”, sostiene su hijo
Sus enemigos tardaron 17 meses en cazarlo y para lograrlo, se aprovecharon de la obsesión que tenía Escobar por controlar la seguridad de su esposa, Victoria Henao, y sus hijos, Juan Pablo y Manuela.
Los Escobar sabían que los controlaban, pero aun así Pablo llamaba al teléfono de la residencia. Ese 2 de diciembre habló unos minutos con su hijo porque Juan Pablo debía contestar un cuestionario de la Revista Semana que sería publicado como reportaje. E
Ese día, la conversación se interrumpió abruptamente. Pablo le dijo a Juan Pablo que lo llamaría en 20 minutos pero no pudo cumplir su promesa porque la cacería había terminado.
La versión oficial indica que 14 hombres del comando Fuerza de Elite de la Policía Nacional de Colombia participaron del operativo: 12 rodearon la casa y dos entraron por la puerta principal y fueron hasta la planta alta donde encontraron el teléfono descolgado y la ventana abierta.
“Limón” iba adelante, fue baleado y cayó en la calle. Escobar llevaba una SIG Sauer de 9 milímetros en una mano y una pistola 22 niquelada. Apenas llegó a disparar algunos tiros porque al líder narco le dieron tres balazos y la imagen del cadáver descalzo de Escobar, cerró casi un año y medio de búsqueda. La fotografía recorrió el mundo pero hasta ahora no pudo consolidar una versión única sobre el final del capo del Cartel de Medellín.
La familia de Pablo Escobar asegura que, al verse rodeado, el jefe del Cartel de Medellín se suicidó pegándose un tiro en la cabeza. “Papá se suicidó”, contó varias veces el hijo del capo, que con su madre y su hermana se instalaron en Argentina con nuevas identidades que les dio el gobierno colombiano.
Ya pasaron tres décadas de ese momento, bisagra en la historia del narcotráfico internacional. Escobar murió, pero el tráfico de cocaína no se acabó con su muerte y Colombia continúa siendo el principal productor de cocaína a nivel mundial, también cita el artículo del diario argentino.
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