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La violencia en línea contra las mujeres se manifiesta mediante amenazas, difamaciones, injurias, difusión de datos personales sin consentimiento, acoso o cualquier forma de humillación y ataques a su dignidad, intimidad e integridad.
Según la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación y Comunicación (TEDIC), la violencia digital de género es aquella violencia “que se comete y se expande a través de medios digitales contra una mujer” o “cuando afecta a las mujeres de manera desproporcionada (UN Women, 2020)”.
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Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la violencia digital es un problema de género. “Las mujeres y niñas tienen más probabilidades de sufrir violencia digital que los hombres y los niños”. Además, es más probable que dicha violencia contra mujeres y niñas constituya una amenaza.
¿Por qué es difícil reconocer la violencia digital?
Según la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación y Comunicación (TEDIC), la violencia digital contra las mujeres es difícil reconocer, entre otros motivos, porque:
-La víctima suele caer en la autocensura y la culpa;
-La víctima se siente amenazada y teme por su seguridad;
-Las personas alrededor suelen minimizar la violencia digital.
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-Las mujeres periodistas minimizan los ataques en línea que reciben por lo que publican;
-Las mujeres políticas creen que es un “derecho a piso” por la exposición pública debida al cargo.
Tipos de agresor
Según la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación y Comunicación (TEDIC), “Uno de los elementos comunes entre violencia digital y la violencia física son los tipos de agresores”. Las violencias son perpetradas mayoritariamente por personas cercanas, el agresor pertenece al círculo inmediato tales como: Miembros de la familia; compañeros de trabajo; amigos; pareja o ex pareja. En un segundo plano, por desconocidos (anónimos).
Según TEDIC, los agresores pueden usar perfiles conocidos, anónimos o grupales:
-Perfiles conocidos: Personas conocidas por la víctima en el entorno familiar, laboral, social, de pareja o expareja, etc., que utilizan la tecnología para vigilar, amenazar, controlar y desprestigiar a la persona agredida.
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-Perfiles anónimos: La persona agredida quizás tiene algún tipo de nexo con quien le agrede, pero no le es posible identificarle;
-Perfiles de grupos organizados: Operan de manera conjunta por motivos políticos, sociales o religiosos, entre otros;
Las redes sociales son los espacios más comunes donde ocurren estas formas de violencia contra las mujeres, pero también plataformas de internet, aplicaciones de teléfonos móviles, a través de correos electrónicos, mensajes de texto y/o de voz.
Efectos en la salud
La violencia en línea contra las mujeres genera grave daño psicológico e incluso físico y pone en riesgo la intimidad, la privacidad y la dignidad de las mujeres en cualquier ámbito de su vida privada y pública, así como en su imagen.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), “Las mujeres y las niñas víctimas de la violencia digital suelen sufrir distintas consecuencias: estigmatización, daños a la reputación, una menor productividad, efectos negativos sobre la salud mental y el bienestar psicológico, aislamiento tanto en el mundo virtual como en el mundo real, etc”.
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Según la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación y Comunicación (TEDIC), “Esta violencia causa daño psicológico y emocional, refuerza prejuicios, daña la reputación, causa pérdidas económicas y plantea barreras a la participación en la vida pública”. Además puede conducir a la violencia física.
Efectos en la cultura, la sociedad y la democracia
La violencia digital de género reduce la participación de las mujeres en la vida pública.
El daño a la imagen y la reputación puede conducir a la autocensura a mujeres activas y relevantes por su profesión, tales como periodistas, escritoras, científicas, activistas, intelectuales, políticas, mujeres en puestos de liderazgo, etc.
Cuando mujeres que se atreven a opinar y participar en la vida pública sufren descalificación y difamación sistemática y campañas de desprestigio, sea por motivos políticos, ideológicos, personales, familiares, misóginos, etc., se habla de violencia de género debido a que son intentos de silenciamiento y de control sobre las mujeres.
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Dejemos de ser cómplices de agresores
La violencia digital contra las mujeres acarrea un grave daño a la salud y la calidad de vida de las víctimas. Además, conlleva un empobrecimiento del diálogo y del desarrollo cultural en las sociedades, y deteriora la calidad de la democracia.
Las recomendaciones de la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación y Comunicación (TEDIC) para todas aquellas personas que sean testigos de estas violencias, y en especial para los varones, es dejar de participar de la violencia digital contra las mujeres prestándole el aval de nuestra complicidad:
-”No protejas a los agresores: bloquea, reporta y denuncia. Si sigues a perfiles así, dale tu unlike”.
-”Señala las actitudes machistas en los chats de amigos. Pon límites en los grupos para actividades violentas en las redes: envío de contenido sexual sin consentimiento, discurso de odio, mensajes misóginos y violentos, etc.”