Los familiares de las víctimas del grupo radical palestino confían en que el Ejército israelí “lo hará lo mejor que pueda” y “tomará las decisiones morales correctas” para minimizar la muerte de civiles.
Ayelet Svatitzky, de 46 años y cuyo hermano mayor fue asesinado y su otro hermano y su madre capturados por el grupo islamista el 7 de octubre, compareció en la embajada de Israel en Londres junto con Ofri Bibas Levi, que espera noticias de su hermano Jordan, su cuñada Shiri y sus dos hijos pequeños Ariel y Kfir, también apresados.
Les acompañó David Bar, israelí nacido en Leeds (norte de Inglaterra), cuya cuñada Naomi, de 53 años y madre de tres hijos, fue disparada por la espalda cuando corría, durante el ataque terrorista en el sur de Israel.
Preguntados por la prensa si desearían que el Gobierno israelí retrasara la invasión de Gaza para facilitar una negociación para la liberación de sus parientes, coincidieron en que confían en el Estado judío.
Lea más: Israel bombardea “a gran escala” el norte de la Franja de Gaza durante la noche
“No queremos derramamiento de sangre de ningún lado”, dijo Bar, quien aseguró que el Ejército israelí “no está en una misión de venganza, pero sí en una misión de erradicar el mal”.
"Confío en que tomarán las decisiones morales correctas", afirmó este profesor de estudios bíblicos y filosofía hebrea, que comparó a Hamás con el Estado islámico (EI), también considerado por muchos países como un grupo terrorista.,
Bibas admitió que no sabe "cuál es la mejor manera", pero expresó la esperanza de que el Gobierno y el Ejército israelíes "lo harán lo mejor que puedan" por sus familias.
“Me da miedo lo que está ocurriendo, pero debo confiar en que harán lo correcto”, añadió.
Svatitzky reconoció que la situación "es complicada", pues, dijo, las Fuerzas de Defensa de Israel tienen la responsabilidad de rescatar a los rehenes pero también de "asegurar que puede seguir habiendo vida en la frontera (con la Franja)", lo que "no es posible con Hamás".
Durante la rueda de prensa, los tres familiares relataron con gran emotividad la "tortura psicológica" que sufren a la espera de noticias de sus seres queridos, agravada por la tristeza de haber perdido ya a algunos y la dureza de las gestiones para identificar sus cuerpos.
“Mi vida se detuvo el 7 de octubre”, ha manifestado Svatitzky, cuya familia vivía en el kibutz Nirim.
"Es como una pesadilla, las imágenes se me aparecen constantemente ante los ojos", afirma Bibas, que dice que se siente "culpable hasta de comer o jugar" con sus hijos.
Bar reflexiona que el mundo “ha dado un vuelco por esta mala gente, estos monstruos” de Hamás.
“Esto no es el conflicto palestino-israelí, es una guerra contra la humanidad”, ha declarado en el acto de hoy en el oeste londinense.
“Si ponemos la otra mejilla esta vez, nos pesará en el futuro. Israel está luchando la guerra de Occidente”, ha afirmado.