En los meses anteriores, el aumento de producción de ese material fisible, cercano a una pureza que sirve para bombas atómicas, había sido muy superior, alcanzando entre febrero y mayo más de un 30 %.
Fuentes diplomáticas conocedoras del trabajo del OIEA en Irán, señalaron que los inspectores no saben a qué se debe esta importante ralentización.
"Podría ser una decisión política o técnica", señalaron las fuentes en declaraciones a la prensa en Viena.
Mientras, las reservas de uranio enriquecido hasta el 20 % alcanzan ya los 535,8 kilos, un 13,8 % más que en mayo, mientras que el uranio con una pureza del 5 % se situó en 1.950,9 kilos, un 45,5 % más que a mediados de mayo, señaló el OIEA.
Eso sí, las reservas de uranio enriquecido por debajo del 2 % bajaron en los últimos tres meses, al pasar de 2.459 kilos a solo 833 kilos, un 66 % menos.
Las fuentes consultadas, explicaron que el uranio enriquecido al 2 % se usa sobre todo para producir uranio al 5 %, lo que explica esa fuerte bajada en las reservas.
Según el pacto nuclear entre Irán y seis grandes potencias (conocido como JCPOA, por sus siglas en inglés), firmado en 2015, y de facto suspendido desde hace varios años, Irán no debería tener más de 300 kilos de uranio, enriquecido como mucho al 3,67 %.
Por otra parte, los inspectores de la ONU destacan en otro informe enviado hoy a los países miembros del organismo que siguen pendientes las dudas acerca de trazas encontradas en dos instalaciones no declaradas como atómicas en Irán.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, expresa en el informe su “pesar por la falta de progresos” en la cooperación acordada con Irán en marzo pasado, incluyendo la petición de la agencia de instalar nuevas cámaras de vigilancia.
Según ese acuerdo, Teherán iba a permitir la reinstalación de cámaras en dos plantas de enriquecimiento y en un taller que produce compuestos para el procesamiento de uranio.
Sin el esclarecimiento de estos asuntos pendientes en el marco del acuerdo de salvaguardias (controles) entre Irán y el OIEA, la agencia nuclear no puede dar garantías sobre la naturaleza exclusivamente pacífica del programa nuclear iraní, destaca Grossi en el informe.
A comienzos de 2021 Irán recortó notablemente el acceso de los expertos del OIEA a las instalaciones nucleares en Irán, lo que compromete la capacidad de los inspectores de verificar las actividades nucleares en la República Islámica.
Estados Unidos, entonces bajo el presidente republicano Donald Trump, abandonó en 2018 el acuerdo conocido como JCPOA (por sus siglas en inglés), mientras que Irán empezó a incumplir sus obligaciones un año más tarde, tanto en cuanto a producción de uranio como en al acceso concedido a los inspectores del OIEA.
El actual jefe de la Casa Blanca, el demócrata Joe Biden, intentó reactivar el acuerdo pero las negociaciones con Irán y las demás potencias del JCPOA (China, Rusia, Francia, Alemania y Reino Unido) se estancaron.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania y la represión violenta de las protestas en Irán las conversaciones quedaron suspendidas por completo, sin avisos de que se vayan a poder reactivar por ahora.