El Observatorio vaticano ofrece un calendario de visitas guiadas en colaboración con los Museos Vaticanos para turistas y visitantes que quieran acercarse a la que fue la residencia veraniega de los papas hasta la llegada de Francisco y recorrer este lugar fundado en 1578.
Los visitantes podrán observar en un recorrido de una hora las diferentes salas del museo dedicado al observatorio en el que se exponen instrumentos, meteoritos, fragmentos lunares, textos antiguos y las fotografías que muestran la relación entre los distintos papas y la “Specola” a lo largo de los años.
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Como la tomada el 20 de julio de 1969 en la que se ve que muestra a Pablo VI mirando la luna a través de un telescopio unas horas antes del alunizaje del Apolo 11.
Otro plano muestra al pontífice entregando su mensaje de bendición a los astronautas, o la que recuerda la visita del papa Benedicto XVI sosteniendo en la mano con un pañuelo un meteorito Nakhla, llamado así por la localidad egipcia donde fue hallado en 1911 y que se cree que procede de Marte.
El observatorio astronómico del Vaticano cuenta con telescopios antiguos
Además se podrá entrar en las cúpulas en las que se conservan los telescopios, que han sobrevivido a los avances tecnológicos e informáticos y que a pesar de que se mueven manualmente y con poleas funcionan aún a la perfección.
El más espectacular fue fabricado por los hermanos Paul y Prosper Henry en Francia, con una abertura de 330 mm y una longitud focal de 3,4 m, y que fueron instalados en varios observatorios del mundo en 1887 para realizar el que sería uno de los más importantes proyectos mundiales de catalogación astrográfica, la “Carte du ciel” (La mapa del cielo).
El proyecto “Carte du ciel” duro cerca 50 años y nunca fue finalizado, pero el Vaticano pudo localizar y catalogar en la porción de cielo que le fue asignada un total de 256.000 estrellas.
La Specola se fundó en 1578, cuando el papa Gregorio XIII hizo erigir en el Vaticano la Torre de los Vientos y encargó a los jesuitas astrónomos y matemáticos del Colegio Romano que preparasen la reforma del calendario promulgada después en 1582.
Funcionó en el Vaticano durante algo más de 40 años, pero a principios de los treinta, el aumento de las luces eléctricas junto con el crecimiento urbano de la capital hicieron que el cielo de Roma fuera tan brillante que hacía imposible que los astrónomos estudiaran las estrellas más débiles.
Por este motivo, en 1935 Pío XI dispuso que el observatorio se trasladara a su residencia de verano en Castel Gandolfo para poder tener desde esta colina una mejor visión del cielo, pero la contaminación luminosa de Roma hizo que a principios de los años 80 la investigación astronómica vaticana buscase nuevos lugares.