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En la tarde del 13 de mayo de 1981, el papa Juan Pablo II se encontraba cruzando la plaza San Pedro en el “papamóvil” durante su habitual audiencia de los miércoles. Siendo las 17:17, se escucharon los disparos y el Sumo Pontífice cayó mientras la conmoción y el susto rodeaban al Vaticano.
Karol Józef Wojtyła, conocido como el “Papa Viajero”, recibió dos proyectiles de entre la multitud. La primera bala solo le causó una herida leve en la mano, pero la segunda fue directa al abdomen y perforó varios órganos del Papa, quien cayó en medio de la plaza y perdió mucha sangre.
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Los custodios actuaron rápido, los llevaron a un centro asistencial, al mismo tiempo se desarmó y detuvo al victimario, Mehmet Ali Agca, quien tenía una pistola Browning H.P. calibre 9 Parabellum.
Así recordó el atentado el secretario privado de Juan Pablo II
En una entrevista publicada ayer por el diario italiano La República, el secretario privado de Juan Pablo II y su colaborador más cercano, el actual cardenal polaco Stanislao Dziwisz, rememoró ese momento en que el extremista turco Ali Agca disparó al pontífice. “El primer disparo provocó el vuelo de una bandada de palomas. Volaban como enloquecidas. Inmediatamente después, el segundo disparo. El Papa se desplomó de lado, encima de mí. Traté de sostenerlo mientras veía entre la multitud a alguien que trataba de huir” relata.
“En esos momentos agitados, ante la gravedad de lo que pasaba, pensaba solo en no dejar que se cayera al piso. El Papa se estaba muriendo. Sufría mucho pero estaba lúcido. No me desanimé. Oraba y pensaba solo a salvarlo. El resto lo hicieron los médicos con la ayuda de la Virgen”, contó el religioso.
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La planificación del ataque
Según las investigaciones, Ali Agca llegó a la región mediterránea un año antes del ataque. Cambió varias veces de identidad, a través de documentos y pasaportes falsos. Su intención era atentar contra el papa Juan Pablo II, escapar por la plaza San Pedro y luego ocultarse mientras la Policía indagaba sus nombres falsos.
Tres días antes del 13 de mayo, se instaló en Roma y contactó con otros terroristas turcos, con quienes planificó el ataque. Sin embargo, luego de cometer el ataque fue rápidamente detenido por los guardias.
Agca fue sometido a proceso y en julio de 1981, la justicia italiana lo condenó a cadena perpetua. Esa pena la cumplió hasta el 2000, cuando el presidente Carlo Azeglio Ciampi, a petición del propio Juan Pablo II, indultó al turco. Desde el mismo hospital donde estuvo por meses internado el sumo pontífice, ya había dicho que perdonaba a su atacante.
La investigación sobre el atentado al papa Juan Pablo II determinó que los servicios secretos búlgaros y la KGB soviética estuvieron detrás del complot. Pero nunca se pudo precisar quiénes fueron los que estuvieron tras el hecho. Agca fue deportado a Turquía, tras ser liberado en Italia, pero en su país tenía otras causas pendientes por diversos crímenes.