La policía brasileña investigó las páginas denunciadas por Japón y procedido a su clausura, según el citado medio japonés, que señala que se trata de la primera vez que se toma una medida de este tipo en el mercado de Brasil por petición de Japón.
Tokio viene señalando que en los últimos años se ha producido una expansión de los contenidos de manga y anime pirateados en todo el mundo, y que esta tendencia ha aumentado rápidamente en el caso de Latinoamérica.
Según estimaciones recogidas por el diario económico Nikkei, la distribución de este tipo de contenidos en Brasil vulneraría derechos de propiedad intelectual por un valor de 200.000 millones de yenes (1.353 millones de euros).
Entre las webs cerradas se encuentra "Animes Online", considerado el proveedor brasileño más grande de anime pirateado, así como otros portales que presentaban contenidos de animación nipona con subtítulos en portugués, y que contaban con entre el 70 y el 90 % de sus usuarios en Brasil.
Según la Asociación de Anime de Japón, esta industria cultural generó en 2021 2,74 billones de yenes (18.540 millones de euros).