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Con mucha conmoción se vivió el homenaje al joven Fernando Báez Sosa, quien falleció tras recibir una golpiza por parte de un grupo de rugbiers en Villa Gesell, Argentina hace tres años atrás. El obispo de Mar del Plata ofició una misa en Villa Gesell, frente a Le Brique, el boliche en el que mataron al joven.
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Después de la jornada 13 del juicio contra los ocho rugbiers, los padres paraguayos Silvino y Graciela fueron recibidos con un suave y respetuoso aplauso en el Anfiteatro Municipal del Parque Libres del Sur, de la ciudad de Dolores, Argentina. Allí se realizó una oración interreligiosa que fue declarada de “interés municipal” por las autoridades del partido.
Ya en el final de la ceremonia tomaron la palabra Silvino y Graciela. “Necesitamos justicia, paz para seguir viviendo un poco más. No es fácil, cada día nos cuesta más la ausencia de Fernando. Cada vez que me levanto a la mañana es como levantarme con una bolsa enorme a la espalda. Es un peso encima, dijo Silvino.
“Tenemos fe. Que la justicia actúe como debe ser y que el castigo sea ejemplar. Para que los jóvenes que ahora se divierten en la playa puedan volver con su familia”, agregó el papá de Fernando.
“Fuerza, hermano, fuerza”, lo sostuvieron a Silvino desde el público. Y llegó el turno de Graciela.
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A duras penas conteniendo las lágrimas, la mamá de Fernando recordó: “Él un dia quiso ir de vacaciones, empezamos a juntar para que fuera feliz con sus amigos. Había terminado el secundario, hizo el CBC e ingresó a Derecho con mucho sacrificio”.
“Me dijo ‘mami esta es la última vez que me voy. Mis amigos van a tomar nuevos rumbos y tal vez empiece a trabajar’”, agregó.
Y siguió: “Nosotros no queremos venganza, solo queremos que paguen lo que le hicieron a nuestro hijo”
“Por él yo daba la vida. En el juicio vi reiteradamente cómo lo golpeaban, cómo levantaba las manos. Como madre sentí el impulso de saltar a defenderlo. Vi cómo lo discriminaban”, continuó sobre lo que presenció en los tribunales de Dolores.
“Espero justicia ejemplar por Fernando. No quiero venganza. Solo quiero justicia y que Fernando pueda descansar en paz. Y que nosotros tengamos un poco de paz en el corazón”, expresó Graciela, ya desconsolada.
Después, apenas cruzadas las 21, los padres se fueron en auto a través de un cordón policial. El público se acercó al jacarandá que Graciela y Silvino habían plantado unos minutos antes: lo rodearon de velas blancas en memoria del joven asesinado.
Todos ellos dejaron atrás una jornada cargada de emociones y con un reclamo unánime: “Justicia por Fernando”.
Cómo fue la ceremonia en Dolores
El reclamo lo entonaron 2.500 personas desde las tribunas del anfiteatro que raramente se movilizan pero que encontraron una causa movilizante. Muchos de ellos no pudieron contener las lágrimas en el ingreso de los padres del joven asesinado e incluso una mujer necesitó asistencia médica unos minutos más tarde.
Eran las 19.30, media horas más tarde que el horario difundido en la convocatoria. Los insistentes saludos y abrazos que recibieron los padres de Fernando en su camino al anfiteatro demoraron el inicio.
Delante de una pantalla con el retrato de su hijo, Silvino y Graciela encendieron en memoria de su hijo una vela, la primera de las muchas que se planeaba encender. Para eso los organizadores repartieron velas blancas entre el público. Pero El viento jugó una mala pasada y, en su lugar, los asistentes encendieron la luz de sus celulares para mantener en alto el recuerdo de Báez Sosa.
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Instantes más tarde, otra muestra emocionante: los padres del joven se trasladaron algunos metros -escoltados por un cordón de seguridad- y plantaron un árbol en recuerdo de su hijo. Un jacarandá, el preferido del joven, según el orador. Todo puntuado por el insistente grito “Fernando presente”.
Fue después, ya caída la noche y terminado el acto, que algunas personas lograron encender allí las velas que les habían entregado.
Tras la colocación del árbol, se hizo un minuto de silencio en el que solo se escuchó el zumbido del dron que sobrevolaba el anfiteatro para grabar el acto. Luego, la cantante Cecilia Suárez Paz interpretó el tema “A tu lado voy”, la canción que Patricia Sosa le dedicó alguna vez a Fernando.
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Sentados a un costado del escenario, Silvino y Graciela lucieron la ya reconocida remera con la foto junto a su hijo en las últimas fiestas que pasaron juntos. Conmovieron con una suelta de globos blancos. Ellos también se hundieron en la emoción. Un pañuelo salió al rescate de la madre, que se secó la cara bañada en lágrimas cuando pasaron un video con imágenes de Fernando.
El locutor intentó contrarrestar tanta tristeza con un comentario al darse cuenta de la llamativa presencia de Flavio Mendoza. “No sabía que era abogado”, dijo, y arrancó algunas sonrisas.
Los abogados Fernando Burlando y Fabián Améndola subieron al escenario. Se abrazaron con los padres. “Que se pudran en la cárcel”, les pidió a los gritos un hombre del público, en referencia a los ocho rugbiers acusados.
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También aparecieron los amigos del joven asesinado con una bandera que -a tono con los reclamos- pedía “Justicia para Fernando”. En los últimos días, algunos de esos jóvenes aportaron su declaración como testigos en el juicio.
Los organizadores leyeron una carta enviada por el Inadi, con la firma de la flamante interventora Greta Pena. Al finalizar la lectura, el orador se dirigió al Gobierno y “a todos los políticos”, para solicitar el final de la violencia y el racismo. Un comunicado de la Asociación 18 de diciembre se sumó al pedido de “perpetua”.
En el momento del acto interreligioso participaron Imam Marwan Gill (Presidente de la Comunidad Musulmana Ahmadía Argentina), el Pastor Marcelo Lopez Pavón (Representante de Aciera en Dolores), Iya Eugenia Calvi (Ministra Religiosa Afro-Umbandista), Eric Escala (Arzobispo de la Iglesia Anglicana en Argentina), Rabino Saul Bonino (Judaísmo) y Monseñor Carlos Malfa (Obispo de la Iglesia Católica en Dolores).
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Desde sus credos y textos sagrados se unieron en el pedido de justicia, así como en el de paz y transformación de tristeza en alegría para la sufrida familia de la víctima. Y Malfa extendió su reflexión al rol de los padres y la educación.
Solo quedaban los discursos de Graciela y Silvino para culminar el tercer aniversario del crimen de Fernando, una jornada con lágrimas, dolor y reclamos
Misa y marcha en Villa Gesell
En tanto, en Gesell también se desarrolló un homenaje en su memoria. Se trató de una misa que ofició Gabriel Mestre, actual obispo de Mar del Plata y ex cura párroco de Villa Gesell.
Una multitud se reunió a lo largo de la tarde, hasta las 20, en la avenida 3 entre 2012 y avenida Buenos Aires. Turistas, locales y muchos religiosos ocuparon toda la cuadra frente al boliche Le Brique, donde hace tres años asesinaron a Báez Sosa.
Mestre pidió “lo que dicen los carteles presentes: justicia”. También “la gracia para romper esta espiral de violencia que tanto mal nos hace”. Al finalizar la ceremonia, el grupo “Justicia por Fernando”, de Villa Gesell, pidió al intendente Gustavo Barrera, presente entre la multitud, que “sea cual sea la condena, le pedimos que declaren ciudadanos no gratos a estos asesinos”.
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“No abras más este local, Barrera”, siguieron desde la entidad que todos los años organiza la marcha por Fernando.
En un clima similar al que se vivió en Dolores, mucha gente lloró en Villa Gesell. Después de la misa y de los reclamos, encendieron velas y se movilizaron por el centro de la ciudad.
Con una bandera que decía “justicia por Fernando. Un beso hasta el cielo”, los manifestantes caminar por la Avenida 3. Los ocasionales paseantes veraniegos acompañaban con los aplausos desde la vereda.
Los testimonios en Villa Gesell: “Mi hijo podría haber sido Fernando”
La misa se llevó a cabo a metros de Le Brique. Frente al boliche sigue en pie el árbol que recuerda a Fernando. Ya no anuncia los meses sin el adolescente asesinado. “Justicia es perpetua”, resume un cartel recién colocado en medio de rosarios de caracoles, estampitas, flores y velas.
La discoteca Le Brique sigue cerrada. A pesar de que sus responsables no son investigados por ningún delito, el dolor asociado al lugar es todavía muy grande
“Perpetua para todos, tareas comunitarias de por vida para los padres”, agrega un cartel más pequeño.
Al cabo, en Gesell se replicaron la emoción y los reclamos de Dolores.
Karina Andrada, de 50 años, es de Buenos Aires pero vivió un tiempo en la ciudad balnearia. “Mi hijo vino a bailar a este boliche alguna vez y cuando pienso que Fernando podría haber sido él... Es terrible. Espero que la justicia dé perpetua para todos”, dice.
Con sus hijas de 8 años colgadas, Diego Solís (45), cuenta a Clarín que llegó para contarles lo que pasó y con la esperanza de que la Justicia “trabaje verdaderamente”.
Vicky, de 45 años, es una de las que no paran de llorar. Se emocionan aunque no conocían personalmente a Fernando ni estuvieron acá cuando lo asesinaron. La mujer se seca la nariz con un pañuelo.
“Estaba en la playa a la tarde y empecé a ver los videos de esos días y se me vino encima mucha bronca. Es muy injusto lo que le hicieron, y como mamá de una chica de 22 años me toca distinto”, comenta.
Detrás de ella, a nadie le importó que Le Brique estuviera acordonado con cintas blancas y rojas: las escaleras por donde solían entrar y salir los adolescentes se convirtieron en una improvisada platea para la misa.
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Mabel Candia (36) sostiene una bandera de Paraguay. Hace 13 años vive en Villa Gesell y trabajaba como bachera en un restaurante a una cuadra del boliche el 18 de enero de 2020.
“Me acerqué para pedir justicia por Fernando, por los padres que son de Paraguay. Este crimen impacta en los argentinos y en toda la comunidad paraguaya en este país. Estamos cansados de que no nos acepten por nuestro color”, afirma.
El resto de los homenajes por Fernando
Los reclamos de justicia por Báez Sosa y el recuerdo del joven asesinado en Villa Gesell se repitieron en varias ciudades de la Argentina, con citas en Mar del Plata y la Ciudad de Buenos Aires.
En la populosa ciudad balnearia se lanzaron dos llamados paralelos para marchar desde las 19.
Uno de los puntos de encuentro fue en Las Toscas. Los organizadores pidieron que quienes se acercaran llevaran una vela para encender en el lugar en homenaje a Fernando.
La otra convocatoria fue en el Palacio Municipal. En este caso, pidieron portar globos como forma de recordar al joven. La movilización culminó en La Rambla.
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Por su parte, en la Ciudad de Buenos Aires se realizó temprano una manifestación en el Obelisco. Pasado el mediodía, decenas de personas se concentraron de manera pacífica con pañuelos, carteles y remeras.
Los pedidos de justicia se replicaron con fuerza a las 19 en avenida Pueyrredón y Peña, en Recoleta, frente a la casa donde vivía Fernando Báez Sosa.
Otro punto de encuentro fue el Colegio Marianista, en Caballito, donde en los últimos días -tal como solicitaron los padres de Fernando- recibieron donaciones de útiles y alimentos no perecederos. Desde el corazón de la Ciudad, acompañaron a la distancia con una misa la ceremonia de Dolores.
A las 20, en tanto, las expresiones de dolor y recuerdo llegaron a Zárate, la ciudad en la que viven los ocho rugbiers acusados por el crimen. Vecinos autoconvocados se reunieron en la plaza principal de la ciudad y marcharon pacíficamente por las calles.
Fuente: Diario Clarín