El monarca británico, de 73 años, que ascendió al trono de manera automática al morir su madre, Isabel II, el 8 de septiembre, recibirá, tras un periodo de varios meses de luto y preparación de la ceremonia, la corona, el cetro y el orbe, símbolos de su reinado.
El rito religioso, oficiado por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, “reflejará el papel del monarca en la actualidad y mirará hacia el futuro, al mismo tiempo que estará enraizado en el boato y las tradiciones históricas”, describió el Palacio.
La coronación es un rito que se ha mantenido casi sin variaciones desde la conquista normanda de Inglaterra, en 1066, y se ha celebrado durante cerca de 900 años en la Abadía de Westminster.
El servicio religioso de mayo incluirá previsiblemente los principales elementos tradicionales que se han repetido sin alteración durante siglos, junto con algunos componentes novedosos, acordes al “espíritu de nuestro tiempo”, según ha sugerido Buckingham.
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Carlos III y una ceremonia más modesta
Entre los comentaristas de la monarquía en el Reino Unido se espera que Carlos III opte por una ceremonia algo más modesta que la fastuosa coronación de su madre, el 2 de junio de 1953, y que refleje su deseo de aplicar cierta austeridad a la realeza británica.
El nuevo monarca jurará ante el arzobispo su intención de reinar su país y los otros 14 de los que es jefe de Estado, incluidos Australia, Canadá y Nueva Zelanda, “de acuerdo a sus respectivas leyes y costumbres”, así como aplicar la “ley y la justicia” en sus decisiones.
Camila será coronada junto a Carlos III como reina consorte con una liturgia “similar, aunque más sencilla”, según describe el Palacio de Buckingham.
Solo en el caso de que la nueva monarca sea una mujer, su esposo no es coronado junto a ella, como ocurrió con el marido de Isabel II, el príncipe Felipe de Edimburgo.
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