El líder ultraderechista, en una transmisión en directo en sus redes sociales, manifestó su extrañeza sobre el cambio que se produjo en las tendencias del vencedor durante el escrutinio y dio a entender que parecía fruto de un algoritmo programado.
"Parece que si tuviéramos otros cinco minutos más de escrutinio, nuestro oponente habría garantizado la elección en la primera vuelta (al obtener más de la mitad de los votos)", dijo el jefe de Estado.
Bolsonaro lideró la votación durante la mayor parte del tiempo y llegó a estar con cuatro puntos porcentuales de ventaja, y Lula tan sólo apareció en el primer lugar con el 70 % de los votos escrutado y terminó venciendo con una ventaja de cinco puntos.
El líder progresista, con el 48,4 % de los votos válidos, tendrá que medirse ahora al líder ultraderechista, que obtuvo un 43,2 %, en un balotaje previsto para el 30 de octubre para definir la Presidencia de Brasil.
Bolsonaro citó las elecciones de 2014, en las que la ahijada política de Lula, Dilma Rousseff, venció al centrista Aecio Neves por una estrecha diferencia y tras igualmente comenzar perdiendo, y recordó las sospechas de fraude que surgieron entonces.
"Hasta el gráfico de la evolución (del escrutinio) teniendo en cuenta el porcentaje de votos que era computado mostró una figura geométrica uniforme, muy típica de algoritmos y muy parecida a la de 2014, cuando Aecio Neves fue derrotado", manifestó.
El presidente, sin embargo, no llegó a poner en duda la transparencia del sistema electoral brasileño -como lo venía haciendo antes de las elecciones- ni a desconocer el resultado del escrutinio, lo que se temía que podía ocurrir si perdía.
"Tuvimos el escrutinio y algunos problemas aparecieron, pero ya dejamos atrás esos problemas", afirmó.
El jefe de Estado también criticó las firmas encuestadoras, que llegaron a prever la elección de Lula en la primera vuelta, y las acusó de haber intentado manipular a los electores.
Las últimas encuestas antes de las elecciones preveían que Lula obtendría más de la mitad de los votos y le sacaría una ventaja de 14 puntos a Bolsonaro, y ninguna percibió la fuerza que tuvo el jefe de Estado.
“Fue un escándalo lo de los sondeos, que realmente influyeron en el resultado de las elecciones. Todas las encuestas se equivocaron y eso induce al elector a votar en el que las lidera. Todos se equivocaron contra mí. Está claro que fue de mala fe para atender intereses de quien financiaba las encuestas”, afirmó.