“El presidente Ranil Wickremesinghe juró el cargo como octavo presidente ejecutivo de Sri Lanka en el complejo parlamentario ante el presidente del Tribunal Supremo esrilanqués, Jayantha Jayasuriya”, informó el gabinete de prensa del mandatario en un comunicado.
El nuevo presidente se mantendrá en el cargo hasta 2024, completando así el mandato del depuesto Rajapaksa, tras obtener 134 apoyos de los 225 parlamentarios que debían decidir el futuro jefe de Estado de una nación sumida en una profunda inestabilidad política y financiera.
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Dullas Alahapperuma, que también contaba con el apoyo de una parte del Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP) y del líder opositor Sajith Premadasa, se hizo por su parte con 82 votos mientras que el tercer candidato en liza, Anura Kumara Dissanayake, de la coalición izquierdista NPP, tan solo obtuvo tres apoyos.
Tras la victoria, el presidente electo se reunió con altos mandos del Ejército y la Policía encargados de la seguridad en el Parlamento antes de la votación, después de que el pasado 9 de julio miles de manifestantes asaltaran las residencias oficiales del entonces presidente Rajapaksa y el primer ministro, que en aquel momento no era otro que el propio Wickremesinghe.
"Durante la reunión, dijo que estaba agradecido a todos los que contribuyeron a mantener la democracia en el país", dijo su departamento de comunicación.
La elección de Wickremesinghe ha causado sin embargo descontento entre los manifestantes, que esperaban un cambio para salir de la crisis económica.
El país isleño sufre desde hace meses escasez de medicamentos, alimentos y combustible, provocada en parte por el gran endeudamiento, erradas políticas gubernamentales, y el impacto de los atentados de Pascua y la pandemia en el turismo.
Esta situación dio lugar a protestas por toda la isla desde finales de marzo.
Entre las tareas más urgentes de Wickremesinghe y su Gobierno, que aún no ha sido anunciado, se encuentra la de retomar las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para negociar un programa de rescate financiero a esta isla de 22 millones de habitantes.