Bolsonaro, en un claro mensaje de campaña anticipada de cara a las elecciones de octubre, en las que intentará renovar su mandato, aludió así sin tapujos, aunque sin nombrarlo, al expresidente Lula da Silva, candidato de centroizquierda y que hasta ahora encabeza todos los sondeos.
El líder de la ultraderecha también reiteró su desconfianza en las urnas electrónicas que se utilizan en Brasil desde 1996 y sobre las cuales sostiene, sin prueba alguna, que propician los fraudes, pese a que, desde entonces, nunca se denunció una irregularidad.
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“Soy un presidente que, cuando joven, juró dar la vida por la Patria y más que eso haremos por nuestra libertad”, dijo el capitán de la reserva del Ejército, para reafirmar que quiere “elecciones limpias, democráticas y auditables”.
Durante la inauguración de un complejo deportivo en la localidad de Jataí, en el estado central de Goias, dijo que “hay gente que quiere el poder por el poder”, pero aseguró que Brasil tiene un “pueblo libre” que hará “todo” para seguir así, “a pesar de los intentos de algunos por querer cambiar de régimen”.
En ese marco, insistió en sus políticas para facilitar la compra de armas por parte de civiles, promovidas en el marco de la supuesta autodefensa contra la delincuencia, pero que ahora llevó más allá de ese objetivo.
“Algo importante para el pueblo que quiere vivir en paz: Pueblo armado jamás será esclavizado”, dijo subiendo el tono, para añadir que “el arma de fuego en las manos de los ciudadanos de bien, más que defender a su familia, pasa a defender también a la Patria”.
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También en franca alusión a Lula, líder progresista que gobernó entre 2003 y 2010, Bolsonaro volvió a subrayar que su Gobierno "es radicalmente contra el aborto, contra la ideología de género, contra el comunismo" y "le teme a Dios por encima de todo".
Las constantes referencias de Bolsonaro a las armas en manos de civiles y sus críticas al sistema electoral han despertado temores de que, en caso de una victoria de Lula, no reconozca su derrota y anime a sus seguidores a resistir en forma violenta.
Esos temores ya han sido manifestados por las autoridades del Tribunal Superior Electoral y muchos aliados de Lula, quien según una encuesta difundida la semana pasada por el instituto Datafolha tiene una intención de voto del 48%, frente al 27 % que obtendría Bolsonaro.