“Quiero anunciar con orgullo que el mayor espectáculo de la Tierra volvió: ¡Habrá carnaval!”, exclamó Eduardo Paes al entregar simbólicamente una llave gigante al monarca de la fiesta, Wilson Dias da Costa Neto, un jovial hombre negro de corona y esmoquin azul, en Palacio da Cidade, sede de la Alcaldía.
Como es tradición, el Rey Momo estuvo acompañado de su reina y sus princesas, bailarinas de samba que animaron la ceremonia al ritmo de una batería de percusión, en medio de una lluvia de confeti.
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El monarca es escogido cada año entre decenas de postulantes, mediante voto popular y de un jurado que evalúa su desinhibición, simpatía, espíritu carnavalesco y “arte de sambar”, entre otras cualidades.
Las principales escuelas de samba de Rio volverán a desfilar con todo su esplendor viernes y sábado de esta semana, después de que el covid obligara a anular el mayor carnaval del mundo en 2021 y retrasarlo dos meses en 2022.
Manifestación cultural
Antes de la pandemia, la ceremonia de entrega de llaves se celebró varios años sin la presencia del alcalde, ya que el antecesor de Paes, el evangélico Marcelo Crivella (2017-2020), dio la espalda a la fiesta de Momo.
“El carnaval es la mayor manifestación cultural de nuestra gente, el mayor símbolo de nuestro país”, reivindicó este miércoles Paes, que asumió la alcaldía de la ciudad por segunda vez a principios de 2021.
El carnaval también traerá cierto alivio a sectores económicos afectados por la pandemia, como el hotelero, que espera una ocupación en torno al 85% durante el fin de semana, indicó la Asociación de la Industria Hotelera de Rio de Janeiro.
Según datos oficiales, el carnaval mueve 4.000 millones de reales (USD 800 millones) en la economía carioca y genera trabajo directo para al menos 45.000 personas.
La alcaldía no autorizó este año los desfiles callejeros que se organizan normalmente en paralelo, pero algunos ‘blocos’ de menor porte anunciaron que realizarán sus cortejos carnavalescos, con el potencial de arrastrar a miles de personas por las calles.