En las conversaciones que mantuvo con el papa y, posteriormente, con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, se habló de pandemia y vacunas, familia, educación de los jóvenes, pero también de migración y de los valores de la democracia en Europa, según el Vaticano.
El papa agradeció a Mattarella, de 80 años, “su testimonio” en estos años de presidencia, durante esta reunión que duró cerca de 40 minutos y que después se prolongó con los saludos a la familia de Mattarella, que estuvo acompañado de su hija y sus nietos.
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En el centro de las “cordiales conversaciones con el Secretario de Estado se expresó satisfacción por las buenas relaciones entre la Santa Sede e Italia, y se discutieron algunas cuestiones relativas a la situación social italiana, con especial referencia a los problemas de la pandemia y la campaña de vacunación en curso, la familia, el fenómeno demográfico y la educación de los jóvenes”, comunicó el Vaticano.
También se examinaron cuestiones internacionales, con “especial atención al continente africano, la migración y el futuro y los valores de la democracia en Europa”.
Francisco, que durante estos siete años ha mantenido varias reuniones con Mattarella y se creó una buena relación entre ambos, le entregó como regalo, entre otros, el Mensaje por la paz para 2022, el que leerá el 25 de diciembre.
A su vez, el presidente de la República Italiana correspondió con un grabado que representa una vista de Roma desde el Quirinal, el palacio sede de la jefatura de Estado.
Este exjuez del Tribunal Constitucional se ha ganado el afecto de los italianos y es la personalidad más valorada y, a pesar de que se ha intentado que repitiese mandato debido a la situación del país, lo ha rechazado en varias ocasiones. Con esta visita al papa se escenificó su adiós.
El duodécimo presidente de la República italiana y también el primer siciliano en llegar a ese cargo ha vivido varias crisis de Gobierno y también la derivada de la pandemia que concluyó con la elección del economista Mario Draghi como primer ministro.
El 3 de febrero termina su mandato y se ha abierto un periodo de incertidumbre y guerras políticas, pues todos apuntaban como su sucesor a Draghi, elegido precisamente para impulsar un proceso de reformas con el que sacar al país de la crisis derivada de la pandemia.
La posibilidad de poder repetir mandato, como ya ocurrió con Giorgio Napolitano en 2015 cuando accedió a repetir el septenio en un momento de bloqueo político, o al menos algún año más, habría permitido a Draghi llegar al final de la legislatura en 2022 y concluir el proceso de reformas vinculadas a las ayudas del Plan de Recuperación europeo, y posteriormente pensar en poder ser elegido jefe de Estado.
Pero si Draghi finalmente es propuesto para ocupar el palacio del Quirinal, sede de la jefatura, eso llevaría inevitablemente a tener que convocar elecciones anticipadas.