“No tengo ganas de morirme. Ninguna, porque me gusta el vino tinto y desconfío que del otro lado no voy a poder tomar vino tinto, y me gustan otras pequeñas grandes cosas”, subrayó quien, tras estar casi 15 años en prisión por su actividad como guerrillero, llegó a ser diputado, senador, ministro y presidente de Uruguay tras ser liberado en 1985, con el retorno de la democracia.
“Estoy veterano, pero no quiero darle chance a la muerte. Ella vendrá a buscarme un día de estos, pero no le voy a facilitar el juego, porque, con todos sus avatares, la vida es hermosa y hay que tener conciencia de que se nos está yendo, que probablemente venimos de la nada y a la nada volvemos”, señaló el popular exguerrillero y también exsenador en un acto en la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino en Buenos Aires.
Fue en enero pasado cuando, a través de un decreto, se anunció oficialmente la decisión de condecorar al exmandatario, de 86 años, con el Collar de la Orden del Libertador San Martín -que se otorga a soberanos o jefes de Estado por los servicios prestados al país o a la humanidad- por "su vasta trayectoria y en su conducta ejemplar durante su vida pública".
Pero la pandemia de covid-19 retrasó hasta hoy la ceremonia de entrega. “Me van a perdonar, amigos, pero esta medallita pesa mucho”, comenzó diciendo el homenajeado y, entre las risas de los presentes -ministros y otros altos funcionarios argentinos- se quitó el collar antes de pronunciar su profundo discurso de agradecimiento.
Relación bilateral
Mujica, que está retirado de la vida política pública desde octubre de 2020, aseveró que Argentina y Uruguay -actualmente gobernada por el derechista Luis Lacalle Pou- son “algo más que hermanos”, ya que nacieron “de la misma placenta”.
"Estoy preocupado por la relación de la Argentina con el Uruguay, porque soy viejo y aprendí alguna cosa. Cuando a la Argentina le va bien, le va bien al Uruguay, y al revés también", agregó.
“Argentinos, por favor quiéranse un poco más, discrepen todo lo que quieran pero construyan, luchen por un nosotros, que son parte vital de nuestra América Latina”, afirmó.
A Fernández le definió como "un pastor de ovejas y conductor de un rebaño de leones, todo a la vez", a quien "le toca timonear el barco en tiempos muy difíciles".
“Pero quiero a la Argentina, quiero a América Latina, y estaré del lado permanente de aquellos que, con aciertos y errores, ponen toda la carne en la parrilla por un sueño de que en esta playa haya un poco más de justicia social y menos diferencias entre los iguales”, enfatizó.