En Tegucigalpa, la capital, la misa fue encabezada por el ministro hondureño de Defensa, general Fredy Díaz, la Junta de comandantes de las Fuerzas Armadas, soldados y veteranos que combatieron en el conflicto, que comenzó el 14 de julio y finalizó el 18 del mismo mes, de 1969.
"Somos el único país que en la época moderna se ha mantenido sin conflictos armados internos porque los hondureños amamos la paz, queremos vivir en un país donde tengamos las posibilidades de una vida digna, donde el bien común sea el pilar para una sociedad justa", dijo el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Tito Livio Moreno.
Señaló que los hondureños aman "la democracia, la libertad, el Estado de derecho" y quieren "vivir en un país donde se respeten las garantías, derechos humanos y la dignidad".
Autoridades civiles y militares colocaron en la plaza El Soldado, en Tegucigalpa, una ofrenda floral, para recordar los 52 años del fin de la guerra entre los dos países centroamericanos.
El conflicto armado entre hondureños y salvadoreños fue conocido erróneamente como "La guerra del fútbol", por una noticia bajo ese titular que entonces escribió el periodista polaco Ryszard Kapuscinski.
El periodista, ya fallecido, indicó entonces que había iniciado "La guerra del fútbol" entre Honduras y El Salvador, porque se produjo después de tres partidos entre ambos países, eliminatorios para el Mundial de México 1970, al que clasificaron los salvadoreños.
La guerra distanció a Honduras y El Salvador durante once años, hasta octubre de 1980, cuando ambos países suscribieron un acuerdo de paz con la mediación internacional.
El acuerdo no hizo posible la definición por la vía bilateral de la frontera común, por lo que ambos países convinieron, basados en el acuerdo de paz, acudir en 1985 ante la Corte Internacional de Justicia, que resolvió el contencioso con un fallo del 11 de septiembre de 1992.