Grimm, de 21 años, nació con género femenino, pero se cambió el nombre legalmente y comenzó un tratamiento de hormonas durante sus estudios en el instituto.
En 2014, el condado de Gloucester (Virginia) emitió una orden que obligaba a todos los estudiantes de sus escuelas a utilizar el baño de su género al nacer, pero un tribunal federal de apelaciones dio la razón a Grimm por haber sido discriminado y no haberse respetado su derecho constitucional de protección ante la ley.
La autoridad escolar de ese condado recurrió, posteriormente, al Supremo para que determinara si había discriminado al obligar a los estudiantes transexuales como Grimm o transgénero a utilizar el baño del género con el que no se identifican.
En un comunicado tras conocerse la decisión de este lunes de la máxima instancia judicial, Grimm se mostró "contento" de que "su lucha de años" haya terminado.
"Ser forzado a usar el baño de la enfermera, un baño privado o el baño de chicas era humillante para mí, y tener que irme a baños alejados interfirió gravemente con mi educación", dijo en la nota.
Su caso fue devuelto en 2017 a los tribunales inferiores después de que el presidente de entonces Donald Trump rescindiera unas directrices del Departamento de Educación del Gobierno de su antecesor, Barack Obama, que defendían el derecho de uso de los baños del género con el que se identifiquen los alumnos y no con el que habían nacido.