Pero el domingo abrieron sus corazones en una explosiva entrevista con la estrella de la televisión estadounidense, y su amiga personal, Oprah Winfrey, emitida un año después de su estrepitosa salida de la familia real británica. En ella, Meghan afirmó haber sido objeto de “una campaña de desprestigio” por el palacio que la llevó a pensar en el suicidio y Enrique dijo estar “realmente decepcionado” por la falta de apoyo de su padre, el príncipe Carlos. Así fue la trasformación de una pareja que gracias a su imagen de modernidad, desenfado y compromiso con causas sociales había logrado una enorme popularidad hasta que a principios de 2020 sacudió a la monarquía al anunciar que quería abandonarla.
De rebelde traumatizado a padre de familia
Muchos británicos guardan todavía en la memoria la imagen de un Enrique niño con aire perdido que caminaba junto a su hermano Guillermo siguiendo el féretro de su madre, Diana, por las calles de Londres en 1997. Cuando nació el 15 de septiembre de 1984, el príncipe era tercero en el orden sucesorio -ahora es sexto- una posición que exigía un comportamiento ejemplar. Sin embargo, rebelde como su madre, pronto se convirtió en el miembro más disipado y problemático de la familia real. A los 17 años el enérgico pelirrojo confesó haber fumado cannabis y se convirtió en una de las personalidades favoritas de una prensa sensacionalista que lo fotografió hasta la saciedad borracho a la salida de bares y discotecas y en compañía de bellas jóvenes aristócratas.
En 2005 cometió un grave error al aparecer en una fiesta de disfraces vestido de oficial nazi. Tras aquel escándalo, este gran deportista, apasionado por el rugby, entró en la prestigiosa academia real militar de Sandhurst. En 2008, tras una indiscreción de la prensa, se supo que se encontraba en misión en Afganistán y todo el país le acompañó en su decepción cuando tuvo que ser repatriado por motivos de seguridad. Y a partir de ahí empezó a cosechar éxitos mediáticos, trabajando especialmente con asociaciones para ayudar a personas con problemas psicológicos, especialmente los veteranos de guerra.
Su popularidad culminó con su espectacular boda el 19 de mayo de 2018 con una conocida actriz de televisión californiana y mestiza. Pero ante el acoso que denuncia que sufrió Meghan, afirmó que temía que “la historia se repitiese” , en referencia a la muerte de una Diana perseguida por los fotógrafos, para justificar un alejamiento de la monarquía por el que perdió sus tan estimados honores militares.
De actriz a duquesa y de duquesa a productora
Hija de Thomas Markle, un iluminador de televisión que ganó un Emmy por la serie “Hospital General” , y de Doria Ragland, asistente social y profesora de yoga, Meghan nació el 4 de agosto de 1981 en Los Ángeles. Por parte de madre, desciende de los esclavos negros de las plantaciones de algodón de Georgia. Sus padres se separaron cuando ella tenía dos años y se divorciaron cinco más tarde. Desde hace años no mantiene relación con sus hermanastros ni su padre, que la acusó de “romper su relación” .
Markle se graduó en teatro y relaciones internacionales en la Northwestern University, cerca de Chicago, tras lo cual pasó seis semanas haciendo prácticas en la embajada estadounidense en Argentina. Alcanzó la fama gracias a la televisión, trabajando en la serie “Suits”, sobre un bufete de abogados de Nueva York. Antes de contraer matrimonio con Enrique estuvo casada con el productor Trevor Engelson, del que se divorció al cabo de dos años.
Acérrima feminista y extremadamente independiente, fue inicialmente percibida como un soplo de aire fresco en la familia real. Pero ante Oprah reconoció que no había sabido estimar lo que implicaba entrar en una institución tan estricta y sometida al despiadado escrutinio de la prensa sensacionalista. Tras dar a luz a su primer hijo, Archie, el 6 de mayo de 2019, acabó convenciendo a su marido de la necesidad de alejarse de la monarquía y del Reino Unido.
La pareja se independizó económicamente y se trasladó a California, donde ahora reside en una mansión cerca de Santa Bárbara, desde donde defienden las causas humanitarias y sociales que les importan y producen documentales para Netflix y podcasts para Spotify. Ahora “podemos tomar nuestras propias decisiones” , le dijo Meghan a Oprah, celebrando haber recuperado su libertad.