“Si han surgido casos en la vida de la Iglesia tenemos que aclarar. Estamos muy adelantados (en las pesquisas) pero hay muchas denuncias que no son verdaderas y están las comisiones diocesanas que verifican si es verdad o no”, expresó el purpurado a la AFP.
Se refería a los escándalos de abusos sexuales contra menores que han sacudido a la Iglesia y cuyas investigaciones han llevado a la separación y hasta la expulsión de altos representantes eclesiásticos a lo largo de los últimos tres años.
Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, asistió en Asunción a un encuentro de tres días con centenares de religiosos de 90 congregaciones distintas reunidos en la Casa Teresiana de la capital paraguaya.
Presidió además una misa concelebrada en la catedral para conmemorar el cuarto aniversario de la visita del pontífice agentino a Paraguay, en julio de 2015. “Es un momento de inquietud, si se quiere de mucha transparencia”, comentó al señalar que la crisis de acoso sexual ha repercutido profundamente “porque los religiosos somos para muchos un punto de referencia”.
En una de sus últimas medidas para aplacar la tormenta, el papa Francisco reveló en mayo una legislación más estricta que obliga a los clérigos y religiosos en todo el mundo a denunciar a la Iglesia cualquier sospecha de agresión sexual o acoso, así como la implicación de la jerarquía católica en estos hechos. “La Iglesia siempre tuvo momentos en que hubo que volver a comenzar (...) Se está procurando. No es fácil”, apuntó Braz de Aviz.
Pero el cardenal brasileño dijo que el Vaticano no variará su posición sobre el celibato ni sobre el papel de los diáconos. “No es el problema del celibato o no celibato, del sacerdocio o no. Para nosotros, lo importante es que este llamado de Dios (al celibato) crea condiciones para seguirlo”, observó.