A partir de las 10:00 locales (14:00 GMT), varios miles de personas, según la policía, comenzaron a desfilar en Greenwich Village y luego a lo largo de la sexta Avenida hacia Central Park, en el marco de una marcha llamada “Reclaim Pride” (“Recuperar la Gay Pride”).
Esta manifestación alternativa, la primera de este tipo en Nueva York, apunta a protestar contra la maquinaria comercial en que a criterio de los que protestan se habría convertido el Desfile del Orgullo oficial y contra sus 70 empresas patrocinantes, entre ellas Morgan Stanley, Axa y Delta, y a mantener la “tradición radical” de la revuelta de Stonewall.
Fue en el exterior del bar gay de Stonewall, en el corazón del Village, que a partir del 28 de junio de 1969 y durante seis días, la policía y militantes homosexuales hartos de la represión contra su comunidad protagonizaron duros enfrentamientos.
Esas manifestaciones relanzaron el movimiento por los derechos de los homosexuales y dieron origen, en junio de 1970, al primer Desfile del Orgullo Gay (Gay Pride), una iniciativa que se extendió por distintas metrópolis del mundo entero a pesar de que la homosexualidad continúa siendo perseguida en unos 70 países.
“Nuestro objetivo nunca fue únicamente la igualdad de derechos para la comunidad LGBT+”, explicó Peter Tatchell, de 67 años, militante por los derechos humanos famoso por haber intentado detener el exdictador de Zimbabue Robert Mugabe y llegado de Londres expresamente para participar en esta manifestación alternativa.
“Mi objetivo es transformar la sociedad, (para construir) una sociedad con libertad y justicia social para todos”, dijo.
“Stonewall consistió en un levantamiento y es importante que la Gay Pride no sea tomada por las grandes empresas”, subrayó por su lado Bennet Sherr, un estudiante de Cornell de 20 años que llegó al desfile con una amiga. “Hay empresas que financian la Marcha del Orgullo y después entregan millones a personalidades políticas anti-LGBT”, se quejó.
Tres millones de personas
La polémica con la marcha principal, que comenzaba hacia el mediodía local (16:00 GMT) desde la Quinta Avenida y la calle 26 en dirección del Greenwich Village, no era sin embargo tan tajante.
Muchos participantes en el desfile alternativo dijeron que también darían una vuelta por esta edición del Desfile del Orgullo, a la cual el alcalde demócrata de Nueva York Bill de Blasio, conocido defensor de los derechos homosexuales y precandidato a las elecciones de 2020, presentó como “el más grande en la historia”.
Se estima que unas tres millones de personas, llegadas de todas partes del mundo, estarán presentes en un desfile salpicado de banderas con los colores del arcoiris que culminará con una fiesta en el Times Square y un concierto de Madonna, ícono de la comunidad homosexual.
Stonewall “es nuestra historia, es la razón por la que podemos ser quienes queremos ser. Por eso era importante venir y celebrar”, dijo el viernes Francesco Servalli, de 38 años, llegado desde Italia junto con cuatro amigos.
Servalli y otros manifestantes aseguraron que el desfile del Orgullo es importante también por otra razón: reunir las fuerzas necesarias para seguir luchando por los derechos LGBT en momentos en que lo que ellos consideran políticos extremistas -como el presidente estadounidense Donald Trump, el ministro italiano Matteo Salvini o el mandatario brasileño Jair Bolsonaro- han entrado en escena.
“Siento que estamos yendo hacia atrás”, dijo Servalli, al citar particularmente casos de violencia contra personas transgénero. “Pero tal vez es la historia: algunas veces necesitas retroceder para continuar hacia adelante”, añadió.
Ante la llegada masiva de manifestantes, la policía desplegó miles de agentes en las calles y azoteas de la ciudad, y también usa helicópteros y drones.
Tras el tiroteo en una bar gay de Orlando, en el que murieron 49 personas en junio de 2016, la policía de Nueva York reforzó su dispositivo de seguridad para los desfiles del orgullo.
“Desde entonces las amenazas han aumentado, de parte de una extrema derecha que también apunta a la comunidad LGBT+”, explicaba a comienzos de junio John Miller, jefe antiterrorismo de la policía de la ciudad.