El pan dulce llegó a países de América Latina, como Argentina, Perú y Paraguay, a fines del siglo XIX y principios del XX de la mano de los inmigrantes italianos y otros europeos, convirtiéndose en un clásico de las celebraciones navideñas en la región.
Así, el pan dulce navideño es el resultado de siglos de evolución de tradiciones europeas que se han adaptado y popularizado globalmente.
La llegada del pan dulce a América Latina es el resultado de dos procesos históricos principales: la colonización española en el siglo XVI, que introdujo el concepto general de panadería y repostería europea, y la inmigración italiana a fines del siglo XIX y principios del XX, que popularizó el panettone navideño.
Influencia Española (siglo XVI)
Con la llegada de los conquistadores españoles a América, se introdujeron el cultivo de trigo y las técnicas de panificación, que eran desconocidas para los pueblos originarios, cuya base cerealera era el maíz.
Los europeos trajeron consigo las semillas de trigo y los procesos para convertirlo en harina y luego en pan. El inicio de la industria panadera en lugares como México data de alrededor de 1524.
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A medida que los conventos y las panaderías se establecían, las recetas europeas se adaptaron utilizando ingredientes y mano de obra locales, dando lugar a una vasta y diversa tradición de pan de dulce. El “pan dulce” en este contexto se refiere a una amplia gama de repostería local.
Influencia Italiana (siglo XIX y XX)
El pan dulce, tal como se conoce popularmente hoy en día en gran parte de Sudamérica, especialmente en Navidad, tiene raíces más específicas en el panettone milanés.
A fines del siglo XIX y principios del XX, una gran ola de inmigrantes italianos llegó a países como Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela.
Estos inmigrantes trajeron consigo sus tradiciones navideñas, incluyendo el panettone, un pan festivo, nutritivo y de larga conservación, ideal para los largos viajes por mar.
Con el tiempo, esta tradición se arraigó y se convirtió en un símbolo de la Navidad en Sudamérica, dando lugar a variedades locales del “pan dulce”.
