Frutas deshidratadas: qué beneficios tienen y cuándo conviene evitarlas

Las frutas deshidratadas son sabrosas y prácticas, pero ¿realmente son saludables? Aunque concentran nutrientes, también pueden tener azúcar añadida o exceso de calorías. Te contamos cuándo sumarlas a tu dieta y en qué casos es mejor moderar su consumo.

Frutas deshidratadas.
Frutas deshidratadas.Aamulya

¿Qué son las frutas deshidratadas?

Las frutas deshidratadas son aquellas a las que se les ha extraído la mayor parte del agua mediante diferentes procesos, como el secado al sol, al horno o por deshidratadores industriales.

Frutas deshidratadas.
Frutas deshidratadas.

Entre las más comunes se cuentan pasas, higos, damascos, ciruelas, arándanos y manzanas.

Este método de conservación permite que la fruta dure más tiempo sin deteriorarse, facilitando su almacenamiento y transporte.

Beneficios nutricionales de las frutas deshidratadas

Frutas deshidratadas.
Frutas deshidratadas.

1. Alta concentración de nutrientes: durante el proceso de deshidratación, las frutas pierden agua pero conservan la mayoría de sus vitaminas, minerales y fibra.

De hecho, una pequeña porción de frutas deshidratadas puede aportar cantidades significativas de potasio, hierro, calcio y antioxidantes.

2. Fuente de energía rápida: son ideales para quienes necesitan un aporte calórico rápido, como deportistas o excursionistas, ya que concentran azúcares naturales y calorías en menor volumen.

3. Facilitan el consumo de fibra: la fibra presente en frutas deshidratadas apoya la digestión y contribuye a la sensación de saciedad.

Posibles riesgos de consumir frutas deshidratadas

Frutas deshidratadas.
Frutas deshidratadas.

1. Alto contenido de azúcar. Al perder agua, los azúcares naturales de la fruta se concentran. Por ejemplo, una taza de uvas tiene cerca de 23 gramos de azúcar, mientras que la misma cantidad en pasas puede superar los 80 gramos.

Además, muchas frutas deshidratadas industriales se procesan con azúcar añadido, incrementando aún más la carga calórica.

2. Calorías concentradas. El tamaño reducido puede llevar a un consumo excesivo y sin darnos cuenta, ingerir más calorías de las deseadas, favoreciendo el aumento de peso.

3. Presencia de aditivos. Algunas frutas deshidratadas contienen sulfitos y otros conservantes para mejorar el color y la conservación, que pueden provocar molestias en personas sensibles.

¿Son recomendables o es mejor evitarlas?

Las frutas deshidratadas pueden formar parte de una dieta equilibrada, siempre que se consuman con moderación y se prefieran aquellas sin azúcares ni aditivos añadidos.

Resultan especialmente útiles como snack saludable frente a golosinas o productos ultraprocesados, y son una excelente opción para añadir variedad y nutrientes a la dieta.

Sin embargo, no deben reemplazar a la fruta fresca, que aporta más agua, menos calorías y mayor sensación de saciedad. La clave está en revisar etiquetas y elegir opciones naturales.

Consejos prácticos

  • Preferí las frutas deshidratadas sin azúcar añadida ni conservantes.
  • Limitá la porción a un pequeño puñado (aproximadamente 30 gramos).
  • Combinalas con frutos secos para un snack más completo.
  • Añadilas en pequeñas cantidades a yogur natural, ensaladas o cereales.

Las frutas deshidratadas son saludables si se consumen con responsabilidad. Elegir versiones naturales, vigilar las porciones y no dejar de lado la fruta fresca es el secreto para aprovechar sus beneficios sin excesos.

Enlance copiado