Cargando...
Son varios los años que vengo viviendo esta famosa noche de San Valentín; como dice mi señora: “Más que todo, es una noche comercial”, y estoy totalmente de acuerdo.
Incluso, semanas antes se advierte la compraventa de artículos para regalos (un bello ejemplo de ello es la decoración en los centros comerciales) y en la noche del 14 de febrero es interesante ir a cenar a un restaurante, tratar de conseguir una mesa y ver de qué forma pueden agasajarte.
Particularmente, puedo cumplir con mi cena romántica los otros 364 días del año, pero una cosa es verdad, no estará decorada de la misma forma y no conseguiré algunos regalos que esa noche muchos lugares tienen preparados.
Lea más: Día de los Enamorados: canciones para ‘encender la llama’ en pareja
Ellas ordenan qué tomar
Pero bueno, como se dice, “ya estamos en el baile” y se debe de acompañar el exquisito menú preparado por tu restaurante escogido con una botella de algo más que agua…
Muchas veces, en esta ocasión, el hombre cede más a los caprichos de las damas y deja que ellas elijan qué tomar. He percibido algo muy notorio: en una gran proporción, el gusto femenino no es aquel que busca un maridaje perfecto entre la comida y la bebida, sino el de encontrar aquella bebida que le sea suave, fácil de beber y, sobre todo, muchas veces, que uno ni se dé cuenta de que está bebiendo algo con alcohol. Es decir, optan por bebidas que tengan un toque de dulzor o de azúcar residual en su composición.
Lea más: Vino blanco dulce: un vino muy especial
Primera opción
Después de estas líneas, algunos ahora me preguntarán cuáles son las opciones. Lo primero que me viene a la mente es un AOC Champagne Sec (con hasta 15 g de azúcar residual), o Demisec (que contiene de 25 a 49 g de azúcar residual por litro), en cuyo caso puede ser un DOC Asti italiano, hecho de la maravillosa uva Moscatel.
Lea más: ¿Espumante o champagne? Estas son las características de cada uno

Por supuesto, si vamos a algo más regional, un buen espumante, que puede ser tanto argentino como brasilero o chileno, y que podemos encontrar en nuestro mercado nacional de una calidad excelente, sin importar si fue realizado por el método tradicional Champenois (más trabajoso y con una segunda fermentación en botella) o por el método Charmant (realizado en tanques que contienen volúmenes mayores, lo cual hace que se abaraten mucho los costos, pero, a través del cual, se obtiene siempre una excelente calidad).
Otras personas, especialmente las mujeres, desean acompañar sus comidas con un Late Harvest o Cosecha Tardía, que corresponde a un vino blanco dulce de forma natural, de un alto tenor en azúcar. Pero este tipo de vinos no siempre acompaña bien todos los platos de la comida –aunque hay algunas excepciones a la regla–, es más bien un vino para acompañar el postre.
El equilibrio de estos vinos se basa en que tienen una acidez alta que queda de maravillas con el azúcar de las uvas.
Lo más clásico: champán Extrabrut o Brut, vino blanco o tinto
Puedo decir que soy más tradicionalista, si voy por un champán, elegiría el Extrabrut o el Brut, porque pueden acompañar desde la entrada hasta el postre y van bien con casi todos los platos de comida, convirtiéndolos en un verdadero comodín para toda ocasión.

Otra opción es la del vino blanco o tinto, dependiendo muchísimo de la comida que se ordenó, ya que siempre el tema de maridaje sigue siendo importante para el disfrute total de una velada.
Pero, por supuesto, antes de ordenar lo que sea, debo consultar con mi acompañante de manera que entre los dos nos pongamos de acuerdo para pasar una noche inolvidable.
Queridos lectores, que pasen un excelente Día de los Enamorados con su comida y bebida favoritas. ¡Salud!
oligayet@hotmail.com