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La temperatura para servir vinos tintos generalmente se encuentra entre 16°C y 18°C. Sin embargo, esta regla tiene sus excepciones. Los vinos tintos más ligeros y con menor contenido de taninos, como el Pinot Noir o el Gamay, se disfrutan mejor ligeramente más frescos, entre 13°C y 15°C.
Por otro lado, vinos más robustos y con mayor contenido de taninos, como el Cabernet Sauvignon o el Syrah, pueden servirse en el extremo superior del rango, alrededor de 18°C.
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Factores a considerar en países calurosos
En países con climas más cálidos, como Paraguay, mantener estas temperaturas puede ser un desafío, pero es esencial para disfrutar plenamente del perfil aromático y sabor del vino. Aquí hay algunos consejos para asegurarse de que su vino tinto mantenga la temperatura ideal incluso en el calor:
- Utilice un refrigerador de vinos o un aire acondicionado: Mantener una cava o refrigerador de vinos es ideal para asegurar la temperatura correcta. Si no dispone de uno, mantener los vinos en una habitación con aire acondicionado puede ser útil.
- Enfríe el vino antes de servirlo: En climas cálidos, es aconsejable enfriar el vino tinto unos 30 minutos en el refrigerador antes de servirlo. Esto compensa el aumento de temperatura que experimentará una vez servido.
- Mantenga el vino alejado del sol y fuentes de calor: Incluso si el vino se sirve a la temperatura ideal, exponerlo al sol o cerca de fuentes de calor puede aumentar su temperatura rápidamente.
- Utilice un champañera con agua y hielo: Si está disfrutando de una comida al aire libre o en un lugar sin acceso a refrigeración, mantener la botella en una champañera con una mezcla de hielo y agua ayudará a mantenerla fresca.
- Sirva en pequeñas cantidades: Esto permite que el vino no se caliente demasiado en la copa antes de ser consumido.
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Importancia de la temperatura en la experiencia
La razón por la que la temperatura es tan crucial radica en cómo esta afecta la percepción del sabor y el aroma del vino. A temperaturas más frías, los taninos del vino tinto pueden percibirse como más ásperos, mientras que el alcohol se vuelve más prominente a temperaturas más altas, desequilibrando el vino. Servir el vino a la temperatura adecuada permite que se expresen mejor tanto los aromas como los sabores, ofreciendo una experiencia más agradable y compleja.
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