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La sal es uno de los ingredientes que por tradición, costumbre y sabor incluimos frecuentemente en nuestros platos, ya que resulta perfecta para resaltar el sabor de las comidas. Nuestro organismo necesita de sal, pero en mínimas cantidades; lo preocupante es que la mayoría de las personas la consumen diariamente en cantidades que superan el doble de la dosis recomendada. Hoy te damos algunas ideas para reemplazarla sin culpas.
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El consumo excesivo de sal puede derivar en problemas en nuestra salud que se verán reflejados con los años y serán muy difíciles de tratar, algunos de ellos son la retención de líquidos, la hipertensión y los problemas cardiovasculares.
La Organización Mundial de la Salud recomienda el consumo de hasta 5 gramos de sal de mesa diariamente. Este mineral se mide en miligramos (mg) en la dieta. Por ejemplo, la sal de mesa “light” -que contiene un 40 % de sodio- aporta 2300 miligramos (2,3 g) del mineral en una cucharada pequeña.
Cuando se piensa disminuir el consumo de sodio, lo primero que nos viene a la mente es el salero de mesa. Sin embargo, este aporta solo un pequeño porcentaje de la sal que se consume diariamente, ya que el mayor aporte proviene de los alimentos procesados y de las comidas rápidas.
Existen muchos alimentos con sal “oculta” como los embutidos, las carnes ahumadas, las conservas, quesos, caldos, sopas de sobre, algunos aditivos químicos, la sacarina sódica, salsas comerciales, snacks, frutos secos salados, panes y refrescos gasificados, entre otros.
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Vivir sin sal
El sentido del gusto puede adaptarse poco a poco a las comidas sin sal. Al principio se hace un poco difícil comer sin sal, y hay personas a las que se les hace imposible. La forma de conseguirlo es bajar paulatinamente el contenido de sal e ir añadiendo otros ingredientes (sustitutos de la sal) que den sabor a los alimentos. Al final podrá eliminarse la sal por completo y no encontraremos la comida insípida.
De ser posible, lo más importante es educar el paladar desde la infancia, potenciando el gusto de los alimentos, por eso es conveniente preparar las comidas de los niños aromatizándolas de forma adecuada con algunos sustitutos naturales que se sugieren en esta nota.
Menos sodio
Desde el punto de vista dietético, la sal marina es preferible a la sal común. Contiene distintas sales minerales, como el yodo, el magnesio y el potasio, aunque en ella también predomina el cloruro sódico. Algunos tipos de sal marina (la gris de Bretaña o la de Islandia) tienen un poco menos de sodio. Podemos consumir con moderación la sal marina, mezclándola con plantas aromáticas que darán un buen sabor a los platos.
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Como sustituto de la sal también podemos utilizar sal potásica, ya que no sube la presión y le da un aceptable sabor salado a los platos.
Trucos antisal
Comer sin sal no significa comer platos desabridos. Es el momento de experimentar con nuevos sabores que asombrarán tu paladar, utilizando tanto las especias como las hierbas aromáticas, frescas o secas.
Mostaza. Los alimentos se pueden sazonar con mostaza en polvo antes o después de servirlos en la mesa. Ayuda a las carnes a marinarse, dándoles un sabor un poco salado, pero a la vez muy gustoso.
Semillas de girasol. Intentá utilizarlas mezcladas en ensaladas, luego agregá unas gotas de limón, aceite de oliva y tendrás una ensalada sabrosamente perfecta.
Ajo asado. Al asar un diente de ajo junto a las carnes blancas y rojas notarás que a estas les queda un sabor al mismo ajo, a la vez un poco salado, lo necesario para no tener la necesidad de agregar sal.
Salsa de soja light. Contiene una menor cantidad de sodio y sirve para aderezar todo tipo de comidas.
Cebolla en polvo. A la hora de utilizarla, se debe tener bastante cuidado, ya que su sabor es muy concentrado. No confundir con la sal de cebolla, porque son productos completamente diferentes.
Jugo de limón. Aporta un sabor muy exótico y fresco, aunque hay que tener en cuenta que el limón no va bien con algunos alimentos.
Sazonador caribeño. Mezclar en un frasco: 1 cucharada de cebolla disecada, 1 cucharada de ajo seco, ½ cucharada de tomillo, 1 cucharadita de comino, ½ cucharada de orégano, ½ cucharadita de pimienta de Cayena, 1 cucharadita de páprika (pimentón rojo picante), ½ cucharadita de canela molida.
Sazonador thai. Mezclar en un frasco: 1 cucharadita de cúrcuma, ½ cucharadita de jengibre seco molido, 1 cucharada de ajo seco, 1 cucharada de ralladura de piel de limón, 1 cucharada de albahaca fresca picada.