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¿Hay modos de entrenar esa "retención" de sueños?
Sí. Porque el cerebro no se toma nunca una pausa. Está activo las 24 horas del día, incluyendo la noche. ¿Cómo se desarrolla esa "vida nocturna" del cerebro? Va variando de acuerdo a "los ciclos que va haciendo el cuerpo a lo largo del sueño", explica el pediatra Alfred Wiater, que trabaja en un instituto de investigación alemán dedicado a estas cuestiones.
En un primer momento todas las personas, al quedarse dormidas, entran en una primera etapa del sueño. El cuerpo se relaja, el cerebro trabaja poco, los sueños en esas fases son breves y abstractos. Luego comienza la fase de sueño REM. Se llama así por el inglés "Rapid Eye Movement", el Movimiento Rápido de Ojos con párpados cerrados. "Los sueños más intensos se producen en esta fase", explica Wiater.
¿Y qué soñamos? "Por lo general continuamos elaborando cosas que nos han dejado pensando durante el día", explica Michael Schredl, un científico alemán especializado en la materia. Puede que soñemos algo hermoso como, por ejemplo, algo vinculado a un viaje que estemos planeando, o algo que nos estrese o nos irrite, como por ejemplo algún problema con el jefe. Pero también puede suceder que ese "cine" que nos ofrece la mente durante le sueño tiene poco que ver con las experiencias que hemos hecho de día. "Y eso demuestra lo creativo que puede ser el cerebro", comenta Schredl.
El experto considera que vale la pena reflexionar sobre los sueños, porque somos capaces de aprender cosas nuevas de nosotros mismos, incluso cuando son sueños "pesados" o difíciles de digerir. "Puede que estén disparados por alguna alteración psíquica que sea tratable", comenta la psicoterapeuta Annika Gieselmann.
Cuando tenemos una pesadilla que vuelve una y otra vez, hay especialistas que están convencidos de que se debe a una historia que se nos ha fijado en la memoria. La pesadilla puede de pronto cobrar vida propia, desprendiéndose de lo que fue en un primer momento su disparador, explica Gieslmann. En esos casos, podemos actuar para ver qué es lo que está sucediendo. "Muchas veces ayuda sentarse a pensar o conversar con alguna persona cercana, para ver de qué modo podemos cambiar la historia y hacer que no sea tan tremenda", recomienda.
Si esa estrategia no ayuda, sería muy recomendable contactar a algún profesional. "La causa podría estar eventualmente en alguna carga psíquica", apunta Wiater.
Y si no recuerdas nunca tus sueños, puedes entrenarte para hacerlo. Por ejemplo, puede ayudar si uno se concentra antes de quedarse dormido y piensa lo mucho que quiere recordar el sueño, opina Schredl. También es muy útil tener cerca de la cama una libretita y un bolígrafo para apuntar rápidamente lo que uno recuerda al despertar. Otro modo de "apresarlo" rápidamente sería con un grabador pequeño. Si uno repite una y otra vez lo que soñó al despertarse, se fijará en la memoria, como si fuese una poesía.