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¿Qué órgano lo hace? La glándula salival, que no sólo se activa por estímulos mecánicos, como la masticación, sino también por cuestiones emocionales. En total, y sin que lo notemos, el cuerpo de un adulto produce en promedio dos litros de saliva por día, por eso cuidar esta glándula es tan fundamental.
En realidad los seres humanos tenemos seis glándulas salivales. Dos están, en número par, ubicadas delante y debajo de la oreja; dos en la cara interna del maxilar inferior y dos debajo de la lengua.
"Además tenemos una enorme cantidad, más pequeñas, repartidas en toda la mucosa bucal, como en los labios, en las mejillas, el paladar y la lengua", explica el profesor Cornelius Klein, de la Asociación de Cirugía Bucal Alemana.
La función primordial de la saliva es que podamos tragar mejor los alimentos, pero, como decíamos, también es importante para la higiene bucal, porque reduce la presencia de bacterias y los niveles de ácidos. Además, compensa la pérdida de minerales que afecta a los dientes.
Podría decirse que estas glándulas son como "usinas orgánicas". Están conectadas con el flujo sanguíneo. El cuerpo, por decirlo así, les pasa plasma sanquíneo a las glándulas salivales y en ese trayecto cambia su composición.
Mientras las glándulas funcionen sin inconvenientes, uno no les da importancia. Pero mejor no esperar a que fallen para cuidarlas.
Un modo de darle el cuidado necesario es mantener una buena higiene bucal y beber mucho líquido. Si siente la boca reseca, también puede estimularlas mascando chicle o algún dulce más bien ácido.
A veces el funcionamiento falla y puede deberse a distintas causas, como una infección, un cálculo, un tumor o un quiste. Cuando eso sucede, el paciente siente la boca permanentemente seca y puede llegar a tener dolores en boca o mejilla.
Por lo general, el tipo de dolor dice mucho de su posible causa. Cuando se trata de una infección aguda, independientemente de si se debe a una bacteria o a un virus, los pacientes sienten un dolor constante, como un martillo en la zona afectada, se hincha y se pone de un color rojizo, irritado.
En cambio, cuando se trata de un cálculo en la glándula salival, la salida se tapa y el dolor se percibe cuando la glándula se ve estimulada, porque se genera saliva que no puede fluir y eso es lo que se siente como un tirón o un dolor muy puntual.
En ese caso, será necesario extraer el cálculo. Si no se puede, habrá que retirar toda la glándula y su tarea será asumida por el resto de las glándulas, que se verán un poco más recargadas. Si las demás no llegaran a estar funcionando bien, el problema puede ser mayor, por eso vale la pena que la extracción de toda la glándula sea la última opción que baraje y...¡que las cuide incluso cuando funcionan!