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"Subestimamos enormemente el impacto que puede tener el consumo moderado de alcohol", comenta el Volker Ellenrieder, director de la clínica de Gastroenterología y Oncología Gastrointestinal de la ciudad alemana de Göttingen.
Cuando Ellenrieder habla de consumo moderado se refiere a entre unos 40 y 60 gramos de alcohol puro diarios, que equivalen aproximadamente a tres vasos de cerveza o vino. "Si bebes esa cantidad a lo largo de años, no sólo pones en riesgo tu hígado", asegura el médico.
Lo que más trata Ellenrieder en su consultorio son pacientes que tienen dañado el páncreas a raíz del alcohol, entre otras cosas, porque "el consumo muy regular puede generar una infección crónica del páncreas" y eso, a su vez, es el principal factor de riesgo de contraer un cáncer de páncreas, apunta Ellenrieder. Es uno de los cáncerres con peor pronóstico.
Lo peligroso de este cuadro es que las infecciones del páncreas no siempre se reconocen fácilmente. Se las detecta porque, en un estadio avanzado, suelen provocar una gran pérdida de peso, cansancio permanente, diarrea o tendencia generalizada a caer enfermo.
Todos podemos notar el impacto del alcohol en el páncreas después de una noche "agitada". Si el golpe es fuerte, los afectados sienten fuertes dolores de estómago y a veces incluso terminan en el hospital. De todos modos, esas infecciones agudas suelen sanar, a diferencia de la infección crónica.
¿Cuál es el límite? ¿Cuánto podemos consumir sin ponernos en riesgo? Difícil decirlo. Lo más saludable seguramente sería prescindir por completo del alcohol.
La Central Alemana de Adicciones DHS recomienda no beber alcohol al menos dos días a la semana. Para el resto de los días, apunta que los hombres no deberían consumir más de 24 gramos de alcohol y las mujeres no más de 12, que sería algo así como un vaso grande de cerveza o de vino para los hombres y uno más pequeño para las mujeres.