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Para Carmilla DeWinter todo empezó a fines de los 90, cuando veía que sus amigas soñaban con besar a Robbie Williams o a grandes actores, mientras que ella no sentía ni la más mínima atracción por nadie, ni por grandes estrellas, ni por jóvenes de la escuela.
Hoy DeWinter tiene 39 años y reflexiona mucho sobre esa falta de deseo. "Al principio pensaba que todos los que tienen relaciones sexuales estaban locos", recuerda. Pero en algún momento le asaltó la duda. Primero se preguntó si realmente sería heterosexual y si no sería un tema de género, y luego comenzó a observarse a sí misma en busca de fallas u errores. "Pensaba que tal vez no tenía contactos sexuales porque era demasiado rellenita o demasiado tímida".
Pero cuando había pasado los 20 años se topó con un artículo que hablaba de la "asexualidad". "Me sentí identificada con esa descripción", asegura. Pasaron otros cinco años y decidió asumir que era asexual. Comenzó a leer más sobre ese fenómeno, a reunirse con otra gente que sentía lo mismo y a participar en foros sobre el tema, y finalmente en 2012 fundó la asociación "Activista A", que se dedica a difundir y explicar el tema.
El concepto de la asexualidad comenzó a circular por primera vez en Internet hacia fines de los 90. El sexólogo Christoph Ahlers asegura que no se trata de una enfermedad. "Los asexuales no sufren por no tener deseos sexuales", explica. Lo único que hacen es rechazar la estimulación sexual con otros, si bien no necesariamente renuncian a la excitación sexual consigo mismos o a la sexualidad en general.
El deseo, continúa el experto, es sólo una de las tres funciones de la sexualidad. "Además de la excitación, la sexualidad puede significar comunicación y procreación", apunta Ahlers. ¿Qué implica esto? Que tal vez una persona asexual no sienta deseo de estimularse sexualmente con otra persona, pero sí quiera tener hijos.
Además, muchas personas asexuales igualmente sienten la necesidad de tener cierta intimidad y contacto corporal, de piel, con otro, que es el aspecto comunicativo de la sexualidad.
Vivian Jückstock, sexóloga, asegura que la asexualidad no es nada anormal. "El deseo y la necesidad sexual es diferente en cada individuo". Los estudios tampoco llegan a un acuerdo a la hora de definir si la asexualidad es una categoría tan válida como la hetero-, la homo- o la bisexualidad. Jückstock cree que el fenómeno ya existe desde hace tiempo, pero que antes nadie hablaba sobre eso.
DeWinter se ha aceptado como asexual ya hace tiempo, y por eso dice que nunca sintió la necesidad de hablar al respecto con un terapeuta. No le parece necesario ahondar en las causas ni ver si es posible cambiarlo. Ella está bien así. Si uno le consulta si en algún momento tuvo alguna experiencia sexual, sus respuestas son discretas. "Muchos dicen que ni siquiera puedo saber si me gusta o no porque nunca lo probé", admite.
Pero ella no lo ve así. Dice que sus experiencias le bastaron y que no tiene ningún problema por no sentir ese tipo de deseo. ¿Eso excluye cualquier tipo de pareja? No, en absoluto. DeWinter dice que podría imaginarse estar en pareja.