Un fenómeno más común de lo que pensás
La hipertensión de bata blanca es una respuesta fisiológica que se activa ante la presencia de personal médico o el entorno hospitalario. Muchas personas presentan valores normales de presión en su vida diaria, pero experimentan subidas notables cuando se someten a controles en consultorio.
Esta reacción se atribuye principalmente a la ansiedad o el estrés que genera el acto clínico, más que a una condición médica subyacente.
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Cómo se detecta la hipertensión de bata blanca

El diagnóstico de la hipertensión de bata blanca implica descartar la hipertensión persistente. Para esto, los profesionales suelen recomendar el monitoreo ambulatorio de la presión arterial o el uso de tensiómetros en casa.
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De esta manera, es posible observar el comportamiento real de la presión fuera del ámbito hospitalario y evitar tratamientos innecesarios en personas que, en realidad, no tienen hipertensión sostenida.
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Riesgos y recomendaciones
Si bien la hipertensión de bata blanca suele considerarse benigna, varios estudios sugieren que podría indicar una mayor sensibilidad al estrés cardiovascular.
Por eso, algunos especialistas proponen un seguimiento regular y recomendaciones vinculadas al manejo del estrés y la ansiedad.
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Llevar un registro de la presión en distintos momentos y ambientes puede ser clave para evitar diagnósticos erróneos y tratamientos excesivos.
Claves para un control adecuado de la presión
Utilizar dispositivos validados en casa, mantener la calma antes de la medición y registrar los resultados en una planilla son prácticas que ayudan a obtener datos más precisos.
En caso de dudas, hablar con el equipo de salud sobre la posibilidad de monitorear la presión en entornos cotidianos facilita un abordaje más personalizado y evita la medicalización indebida.