El cuerpo como espejo de las emociones
Las emociones no solo viven en la mente. Según múltiples investigaciones en psicosomática, el cuerpo reacciona ante el estrés, la ansiedad y la preocupación mediante respuestas físicas que muchas veces se vuelven crónicas.
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Uno de los mecanismos más frecuentes es el aumento de la tensión muscular, sobre todo en músculos que usamos para mantener posturas o como reacción de defensa.

“Cuando estamos tensos o preocupados, tendemos instintivamente a subir los hombros y apretar la mandíbula.
Es una reacción de alerta que nos preparaba para defendernos en situaciones de peligro, pero que hoy se activa incluso ante el tráfico o un correo urgente”, explica la psicóloga y terapeuta corporal Lucía Romero.
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Hombros rígidos, mandíbula apretada
El dolor y la rigidez en hombros y cuello –a veces acompañados de dolor de cabeza– pueden indicar tensión acumulada.

De igual forma, apretar o rechinar los dientes involuntariamente (bruxismo) es una reacción común al estrés, que vuelve rígida la mandíbula y, a la larga, puede generar problemas dentales y de articulación temporomandibular.
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Además de las emociones, factores como una mala postura frente al ordenador, pocas pausas y falta de ejercicio agravan la situación.
¿Qué hacer para aliviar la tensión?
Identificar la causa de la tensión es el primer paso. Aquí, algunos consejos recomendados por especialistas:
- Respirá y hacé pausas activas: detenete unos minutos cada hora para respirar profundamente, estirarte o caminar.
- Prestá atención a tu postura: mantener la espalda recta y los hombros relajados frente al computador puede marcar una gran diferencia.
- Realizá ejercicios de estiramiento y relajación: Yoga, pilates y mindfulness son herramientas eficaces para descargar la tensión emocional.
- Acudí a un profesional: si el dolor persiste, consultar a un fisioterapeuta, psicólogo o dentista será clave para evitar complicaciones mayores.
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El poder de escucharse
Escuchar las señales del cuerpo es clave. El dolor crónico muchas veces actúa como una alerta de que algo no está bien en el mundo emocional.
Reconocer el vínculo entre lo que sentimos y lo que experimentamos físicamente es esencial para lograr mayor bienestar y equilibrio.
En conclusión, hombros y mandíbula tensos son mucho más que molestias pasajeras: son mensajes del cuerpo que nos invitan a pausar, cuidarnos y buscar ayuda si es necesario. Tu bienestar lo agradece.